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—Sí —murmuro.

Jadea mientras me deshago del siguiente botón y lentamente me inclino, dejando clara mi intención. Está conteniendo su aliento, pero se queda quieta mientras planto un suave beso entre el inicio de sus pechos.

Me deshago del último botón dejando a mi vista sus pechos y su abdomen, levanto la mirada hacia ella. Me está mirando fijamente, y hay una expresión de satisfacción, calma y maravilla en su rostro.

—Se vuelve más fácil, ¿cierto? —susurro.

asiente mientras lentamente saco su camisa sobre sus hombros y la dejo caer al piso.

—¿Qué me has hecho Mon ? —murmura—. Sea lo que sea, no te detengas. —Y me agarra en sus brazos, apretando ambas manos en mi cabello y tirando mi cabeza hacia atrás para poder tener libre acceso a mi garganta.

Desliza sus labios por mi mandíbula, pellizcando suavemente. Gimo. Oh, deseo a esta mujer. Mis dedos vuelan a su cintura, quitando el botón y bajando el cierre.

—Oh nena —suspira y me besa detrás de la oreja. Siento sus manos en mi culo, fuertes apretando me hacia ella, La quiero… en mi boca, quiero sus pechos y su sexo en mi boca. Me hecho hacia atrás abruptamente y caigo en mis rodillas.

—Whoa —jadea.

Tiro de sus pantalones y sus bragas  con fuerza, y el arnés queda a mi vista, decidí primero hacerla sufrir lamiendo este, succionando con fuerza, disfrutando su
sorprendido asombro mientras su boca se abre. Baja la mirada a mí, observando cada uno de mis movimientos, sus ojos tan oscuros y llenos de felicidad carnal. Oh
Dios. Cierro los dientes y succiono con más fuerza. Ella cierra sus ojos y mueve sus manos hacia su espalda.

Soltó el arnés y en un rudo movimiento lo sacó de mi boca para dejarme lamiendo su sexo. Sé que hacerle, y es hedonista, liberadora, y candente como el infierno. El sentimiento es embriagador, no soy sólo poderosa, soy omnisciente.

—Dios —sisea y suavemente toma mi cabeza, flexionando sus caderas para que me adentrara más profundo en su sexo .

Oh sí, quiero esto y enrollo mi lengua alrededor en su clitoris chupando con fuerza… una y otra vez.

—Mónica … —Trata de alejarse.

Oh no lo harás, Martín . Te deseo. Tomo sus caderas firmemente, doblando mis esfuerzos, y puedo decir que ya está cerca.

—Por favor —jadea—. Me vengo, Mon—gime.

Bien. La cabeza de mi Diosa interna se lanza hacia atrás por el éxtasis, y ella se viene,
gimiendo, húmedamente en mi boca.

Abre sus brillantes ojos verdes , bajando su mirada hacia mí, y le sonrió, lamiendo mis labios. Ella me sonríe, una malvada y sucia sonrisa.

—Oh, ¿este es el juego que estamos jugando, señorita Carrillo ? —Se dobla, toma mis manos bajo sus hombros, y me pone de pie. De repente su boca está en la mía.
Gime.

—Me puedo saborear. Tú sabes mejor —murmura contra mis labios. Quita mi camiseta y la tira descuidadamente al piso, luego me levanta y me tira en la cama.

No llevo ropa interior, tendida sobre su cama. Esperando, esperando. Sus ojos me embriagan, lentamente se quita la ropa que aún tiene puesta, sin quitar sus
ojos de mí.

—Eres una mujer hermosa, Mónica —murmura con aprecio.

Mmmm… ladeo mi cabeza coquetamente hacia un lado y le sonrió.

—Tú eres una mujer hermosa, Vanesa , y sabes poderosamente bien.

Me dirige una sonrisa malvada y alcanza la barra separadora.

... MÁS OSCURAS Where stories live. Discover now