8. A las cinco en el parque

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Eran las cinco de la tarde, hacía ya casi tres horas que habíamos vuelto a casa. Ya le había contado a Lisandro toda la verdad, y desde entonces no nos habíamos dicho nada más. Ni siquiera un mensaje. 

A las cinco y tres minutos yo salía de mi apartamento para dirigirme al 1°E, la puerta del lado. 

Cuando llegué delante de la puerta me paré. Suspiré y cerré los ojos, consciente de lo que iba a hacer y llamé al timbre. 

Tardaron unos segundos en abrirme, pero Ariadna apareció tras la puerta.

- ¡Hola, Andrea!

Miré un poco el recibidor de la casa buscando encontrarme con la mirada de Adrián, pero no la vi. Así que le pregunté a mi vecina por él.

- Se ha ido hace más o menos quince minutos - me dijo -. Creo que ha quedado con unos amigos del instituto. 

Me extrañó escuchar aquello, creía que sus amigos eran también los de Lisandro y que todos estaban en su contra. Pensaba que se había quedado sin amigos en el instituto... Entonces recibí una llamada de Sonia.

Me alejé un poco de la entrada y respondí.

- ¿Sí?

- ¡Andrea! Tienes que venir ahora al parque, ¡rápido! No hay tiempo.

Me colgó, sin darme más explicaciones de lo que sucedía. Solo tenía la pista de su voz alarmada, alterada y entrecortada, clara señal de que no era nada bueno.

Miré a Ariadna.

- Yo... Me tengo que ir. Nos vemos, adiós.

Y comencé a correr escaleras abajo, saltando los escalones de dos en dos e incluso de tres en tres y dejando a Ariadna desconcertada.

Llegué al parque casi tres minutos después, me había dado mucha prisa. Sonia y Julia estaban en la entrada del parque, agachadas detrás de unos arbustos. Me cogieron y me agacharon con ellas.

- ¿Qué pasa?

No me respondieron, pero me indicaron que mirara adentro del parque. 

Adrián y Lisandro estaban allí, con los amigos de Lisandro. También estaban los novios de mis amigas. Por un momento no entendí qué sucedía, pero después me di cuenta de que todos miraban mal a Adrián. Especialmente Lisandro y él parecía que discutieran entre ellos dos con ninguna simpatía.

- ¿Qué hacen?

- Han quedado aquí a las cinco, como mínimo para... discutir.

Las tres seguimos mirando a los chicos para ver lo que hacían, hasta el momento solo se gritaban. Pero Lisandro fue el que dio el primer empujón, si no fuera por los reflejos Adrián hubiera caído. 

Mis amigas tuvieron que contenerme para que no saliera a decirle unas cuantas palabras a Lisandro, ellas querían seguir viendo qué ocurría. Me dijeron que era demasiado pronto para intervenir. 

- ¿Por qué tuviste que ser tú el que me lo dijera? ¡Tú disfrutas con todo esto! ¡A ti Andrea te da igual! Solo has venido a meter mieda.

- Tú no tienes idea de lo que quiero o lo que pienso - respondió Adrián entre dientes y con un tono amenazador.

Prácticamente todas las palabras que intercambiaron eran así.

Adrián miró fatal a Lisandro, jamás había visto aquella mirada suya. Era una mezcla odio, celos e ira. 

Y ahí comenzó la pelea de verdad. Sonia y Julia me alejaron de allí para que no me metiera, pero hasta donde pude ver tuvieron que intervenir otras personas que ya estaban allí en el parque y que pasaban por el lado de ellos o se encontraban cerca.

A Adrián le salía sangre de la nariz y tenía roto el labio además de algunas pequeñas marcas de golpes y arañazos. Lisandro por su parte tenía la marca de un golpe en el lado izquierdo de la frente, otro en la mejilla y también le sangraba un poco la nariz.

- ¿¡Pero qué hacían!? 

Me enfadé. Me enfadé con ellos por pelearse, conmigo por no intentar pararlos y con mis amigas por impedirme ir allí. 

- Era mejor que no te metieras, hubiera sido peor - trató de convencerme Sonia.

Yo seguía enfadada, aunque en el fondo sabía que ellas tenían razón. Mi presencia solo hubiera servido para empeorar las cosas y para posiblemente que se pelearan más. 

Me sentí de repente demasiado débil y cansada, así que volví a mi casa para descansar mientras las imágenes de los dos chicos sangrando y peleándose no salía de mi mente. ¿Qué había hecho? 

Me llevaron a mi casa casi arrastrándome, porque yo no quería irme. Quería ver cómo se encontraban... Especialmente uno de ellos, el que por fin me había dado cuenta de que realmente le amaba. Su rostro lleno de sangre y golpes me rompía el alma, y no tardé en comenzar a llorar por él. Solo pensaba en ir a abrazarle y ayudarle.

Supongo que os estaréis preguntando quién elegí finalmente... Pero voy a ser un poquito mala, eso os lo diré más adelante. Aunque realmente no podré tardar mucho.

Una vida de adolescentesWhere stories live. Discover now