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Un beso bastó para que las cosas subieran de tono, ¿y cómo no lo harían si apenas Yamaguchi tuvo la oportunidad se sentó encima del alto?

—Abre la boca, Kei— con la voz ronca y demandante que uso Tadashi para el rubio le fue imposible no hacerle caso.

Sólo abrió un poco su boca cuando sintió la lengua del otro invadirle, abrió sus ojos lo más que su anatomía le permitió pero no por la pronta intromisión sino por algo raro.

Algo frio...

—¡¿Un piercing?!— se separó de repente cuando se dio cuenta.

—¿Hm? ¿te molesta?— el pecoso le habló juguetón pero sin despegarse para nada de él, hablando casi en su boca.

—¡Claro que no! pero nunca me dijiste que tenías uno...— el rubio desvío la mirada y casi murmuro lo último, ¿por qué no se lo diría? aunque no podía negar que tal sorpresa era algo sexy.

—¿te sorprende un piercing en la lengua, Kei? entonces no me imagino cuando veas los demás...— Tsukishima frunció el ceño en señal de duda mientras que su novio se alejaba y se paraba delante de él sin salirse de entre sus piernas haciendo que el alto tuviese que levantar su cara para poder verlo.

Yamaguchi lo miró con superioridad desde arriba para después levantar lentamente su sweater y así mostrar lo que fue el fin del otro.

Si Tsukishima pensaba que el piercing en la lengua era sexy, los que estaba presenciando definitivamente eran de otro mundo.

Piercings en sus jodidos pezones.

¿Su novio era un masoquista? le tuvieron que doler muchísimo.

Pero se ve tan caliente así.

Estaba seguro que su cara estaba toda roja y que su nariz empezaría a sangrar como los animes raros que veía el moreno.

—¿Y qué opinas de estos, eh? ¿te molestan, Kei?— lo último lo dijo con un tono travieso que el alto nunca había escuchado. Sostuvo el sueter levantado con su boca y volvió a posicionarse en el regazo de su novio de nuevo.

El contrario tenía una batalla, no, una guerra en su cabeza en ese momento, sus manos ya estaban sudorosas por el extraño calor que incrementó de repente además de que rezaba desde a Dios hasta a Quetzalcoatl para que su novio no dejara caer su peso en él, sabía de antemano que tenía una ereccion que sólo incrementaba con el paso del tiempo.

—Están bien...— el tartamudeo delataba lo nervioso que estaba, eso y el hecho de que no sabía donde poner sus manos, moviendolas como loco al sillón para después ponerlas en sus propias piernas y regresarlas a donde estaban sentados.

Yamaguchi soltó su sweater de su boca para sonreirle de lado.

—Oh, ¿no sabes dónde poner tus manitas, amor?— habló con falsa inocencia que Tsukishima no pudo distinguir, así que sólo negó con su cabeza. —¿Sabes? puedes descansarlas aquí— volvió a sonreír con malicia mientras tomaba las pálidas manos y las guiaba a sus pectorales.

—¿Te gusta tocarme ahí, Tsukki?— se acercó para susurrarle al oído que enseguida le dio una lamida.

Ni siquiera estaba tocando a Tsukishima y este se encontraba gimoteando debajo suyo, con una leve capa de sudor y su cara roja como sangre, sus lentes casi cayéndose y un poco empañados por sus propios suspiros.

Yamaguchi abrió con poca sorpresa sus ojos cuando sintió algo rozar en su trasero. No se había dejado caer encima del otro y ya empezaba a sentir su erección apenas y tocando.

𝒍𝒆𝒘𝒅 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔~𝐓𝐬𝐮𝐤𝐤𝐢𝐲𝐚𝐦𝐚 𝐫18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora