Capítulo 8

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El auto se detuvo frente al bar del Golden Throne sobre las ocho y cuarenta y cinco de la noche. Según el mensaje que había recibido aquella tarde, el sujeto que buscaba se encontraría ahí a las nueve. 

Revisé una vez más el objetivo que titilaba activo en mi celular: 

" Hombre. 36 años.

> Cargos: Difusión y venta de contenido sexual de diversas mujeres sin su consentimiento, a lo largo de los últimos 10 meses. Inducción de un suicidio hace 2 semanas.

Viernes, 9:00 pm, Hotel Golden Throne

Recompensa: 900 dólares"

Una sonrisa se extendió por mi rostro al saber que le daría fin a ese bastardo, pero sobre todo, al saber que después de diez días, la agencia por fin se dignaba a asignarme una misión. 

— Quédese con el cambio— sentencié con una sonrisa, saliendo del vehículo y cruzando la calle hasta  detenerme a unos metros de la puerta principal.

Los últimos días habían sido sencillamente agotadores. 

La investigación de asesinato había seguido, esa vez agregando el tiroteo en la bahía y el sujeto desnudo en el dormitorio de las chicas. Estos dos últimos atribuidos al fallido plan de alguien de deshacerse de mi a través de mi propia agencia.

Hazel se había recuperado a la perfección y, acostumbrada a ese tipo de procedimientos, aunque un poco indignada porque no le dejaron terminar de procesar la escena, había seguido con su vida con normalidad. Por su parte, Nicholas no había vuelto a dirigirme la palabra desde que el oficial le había increpado sobre mi parecido con Anika y,  Dagger, había limitado su aparición a las clases que debía dictar, ausentándose de todas aquellas en las que figurara como estudiante. 

La presión había crecido sobre mis hombros y la responsabilidad de responder por mi madre, la escuela de su hermano, el presupuesto de comida, movilización, la cuota de la casa y la deuda, se sumaba al hecho de que, después de aquella noche, la agencia no había vuelto a contactarme.

Al menos no hasta ese día. 

Respiré profundamente, posando con mi mejor sonrisa y avanzando hacia un joven sujeto que avanzaba por la calle, jugando con su tarjeta de habitación entre las manos y hablando con un grupo de amigos.

Choqué con él intencionalmente, fingiendo perder el equilibrio lo suficiente cómo para que su mano rodeara mi cintura y mi mirada se fijara en la suya un par de segundos. La bajé rápidamente a sus labios y al ver una sonrisa aparecer volví sobre sus ojos. 

— Lo lamento, debo tener la cabeza en otro lado—musité, aceptando que era medianamente atractivo.

— No no, fue mi culpa— se tomó ese momento para evaluarme mirando hacia el escote de mi vestido — ¿puedo invitarte un trago o te has vestido para otra ocasión?

Sonreí satisfecha, observando la manera en que sus amigos habían continuado pero aun desde la distancia nos miraban expectantes. Bajé la mirada hasta mi reloj, diez minutos restantes. 

— Tengo un poco de tiempo —confirmé, recibiendo su brazo justo al tiempo en que pasábamos junto a los guardas de la entrada y el joven les mostraba su tarjeta de huésped. Le miré de reojo, totalmente confiado de la noche que le aguardaba — ¿Cuánto tiempo te estás quedando?

Kiss or killDonde viven las historias. Descúbrelo ahora