2. La marca tenebrosa

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Sol cerró la puerta de su habitación del Caldero Chorreante. Se alojaba allí antes de moverse hasta Hogwarts. Le permitía estar cerca del ministerio, donde se trataban los asuntos referentes al torneo. De la última reunión había salido baldada. Solo quería tumbarse en la cama y descansar algo antes de cenar. Ludo Bagman la agotaba emocionalmente. Admiraba la paciencia que tenía Crouch pero no le compadecía.

Había estado observando de cerca a aquellos magos desde que había llegado Londres. Fudge había estado encantado con la llegada de Sol. Ni siquiera tuvo que exponer sus razones para tomar el puesto, para el que la habían propuesto, el ministro de magia dio por sentado que el trabajo era suyo desde el primer momento. Estuvo presente en la primera reunión en la que participó Girasol, para introducirla personalmente como el pequeño secreto del comité organizador. Mandame Maxim y Crouch fueron los más resilientes a la hora de aceptar su participación. Ludo parecía encantado y Karkarov especialmente interesado.

Por fin coronó su cama. Pese a los muelles punzantes la encontraba increíblemente cómoda. Pretendía dormir algo antes de bajar a cenar. Y se quedó en una pretensión, pues la polvera de su bolsillo comenzó a vibrar. Con un largo suspiro de exasperación la sacó y la abrió. El espejo de esta reflejaba a Dumbledore en lugar de su rostro.

Aquel artilugio se lo había dado el director, en persona, nada más llegar a Londres. Era un aparato de comunicación mediante espejos encantados. El espejo de la polvera conectaba con uno que tenía el viejo mago.

No todas las reuniones del comité encargado del torneo de los tres magos contaban con la presencia de los tres directores. Lógico, si se piensa que en dichas reuniones se decidían las pruebas a las que se enfrentarían sus campeones. Sin embargo, Dumbledore no llamaba a Sol para rascar ninguna información del concurso. Tenía otro encargo para ella.

- Buenas.

- ¿Descansando? - preguntó Dumbledore.

- Ya no.

Se volvió hacia un lado, apoyando el rostro en la palma de su mano y posó la polvera en la cama para tener un mejor ángulo.

- ¿Y bien? - le preguntó el mago una vez se hubo acomodado.

- ¿Por donde voy empezar? - hizo un ruido gutural con la garganta - Ludo Bagman es un grano en el culo. Es como un tren sin maquinista. No piensa en las consecuencias ni en los riesgos, solo quiere que sea espectacular. La idea de Crouch del lago le parece poco llamativa así que cree que en lugar de la primera prueba debería ser la segunda prueba. Sigue insistiendo en los dragones y, joder, creo que lo va a conseguir. Cuando llegue era una discusión común entre Crouch y Bagman, imaginarás cuales eran sus posiciones. Pero ahora Crouch está más receptivo, creo que piensa que conmigo a cargo de la seguridad el ambiente - hizo comillas con los dedos - "estará más controlado". Siento como si mi opinión no fuese en lo absoluto escuchada.

- Bueno, - el mago había escuchado con paciencia como despotricaba de la reunión - no es del todo cierto. Aprobaron tu moción para vetar a menores de edad de la participación del concurso.

- Fue sencillo con Crouch apoyando la propuesta desde el primer minuto. Aunque convencer a Bagman de que un niño de 11 años no estaría preparado para concursar tanto como uno de 17 costó lo indecible. Sigue haciendo alusión a como él desde bien pequeño era toda una proeza para el Quidditch y que no sabemos si hay algún pequeño genio escondido... Idiota. - El insulto tuvo la delicadeza de proferirlo en español.

Había sido más sencillo convencer al resto del comité puesto que para las escuelas invitadas suponía desplazar muchos menos alumnos, con el ahorro que eso suponía.

- Ya dijo Crouch que el día que Bagman llegase a trabajar para el ministerio sería un día triste. Lleva años teniendo que cargar con el peso de esas palabras... y el de Ludo.

El Vacio (Snape fanfic) Where stories live. Discover now