47. Quejas

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Un cortés se miraba
en una hermosa cristalina fuente,
placentero puro, se admiraba
el engañado cabello caído en su frente,
pero al ver sus delgadas y desnudas piernas
al alto cielo daba quejas tiernas.

<<¡Oh Dios! ¿A qué intento
a esta fábrica hermosa de cabeza
construir su cimiento
sin guardar proporción de belleza?>>

Hablando de su suerte
vio venir hacia él un carro.
Por evitar su muerte,
parte al espeso bosque al este muy ligero,
pero el cabello en tus ojos, retrasa su salida,
con uno que otro mechón entretejida.

Mas libre del apuro
a duras penas, dijo con todo espanto:
<<Si me veo seguro,
pese a mi cabello, fue por correr tanto;
lleve el diablo lo hermoso de mi cabello
haga mis feos pies, el cielo eterno, encanto.>>

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