51. Canto medroso

22 11 11
                                    

En mi jardín se vio una estatua bella;
se juzgó mármol y era carne viva;
un alma joven habitaba en ella,
sentimental, sensible, sensitiva.

Tímida ante el mundo, de manera
que encerraba en silencio no salía
sino cuando en la dulce primavera
era la hora de la melancolía.

Hora de ocaso y de discreto beso:
hora crepuscular y de retiro:
horario de Madrigal y de embeleso,
sólo un "te amo", corto, suspiro.

Pasó una piedra que lanzó una onda,
pasó, sí, y la flecha que aguzó un violento.
La piedra de ma honda fue a la onda
y la flecha del odio fuese en tí, el viento.

MírameWhere stories live. Discover now