5. Esperar la muerte

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Nunca creyó volver a salir de prisión; pues el infierno era lo que los mortales les gustaba llamar paraíso. Ya habitar en el infierno de por sí era digno; ser parte de la realeza era un nivel muy superior que sólo la generación de una familia en particular había sido digna y privilegiada de merecer. Los Galois durante años habían respetado fielmente las leyes de aquel mortífero lugar, por ende eran merecedores del respeto de sus habitantes. El gobierno enseña a su pueblo a ser leal o corrupto; sin embargo, parte de la multitud les dió la espalda al Rey cuando la primogénita de Miguel Anton XV; Sharon Galois fue exiliada. Vanya conoció su historia pero jamás a Sharon.

Cuando los amantes miraron hacia atrás se toparon con el atractivo rostro de la vampiresa Sharon Galois, quien habia sido hermana de Isadore y de Stephan.

Stephan sacudió las manos de su esposo de su cuerpo y se alisó muy dignamente su indumentaria con sus pequeñas manos. El emperador sonrió, perverso; mientras de forma muda detallaba los rasgos demacrados de la femenina que irrumpió al lugar; de brazos cruzados, ondeando su capa color negra, elevando su mentón soberbio y una de sus cejas pobladas.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el Emperador—. ¿Por qué no estás en donde deberías de estar?

La vampiresa parecía disfrutar recriminarlos con la mirada aunque llevara un corsé negro que amoldaba su figura de manera extrema. Conservaba el atractivo del que disfrutó en su juventud pero los años exiliada habían destruido todo rastro de vitalidad.

—Donde Reina el Miedo está vuelto en llamas. No tienen a nadie que los gobierne —dicho esto le dedicó una mirada despectiva al supuesto Rey—. Ellos me han liberado ya que soy a la que le pertenece el trono por derecho, pues le ha pertenecido a los nuestros por generaciones. ¿Qué creían que estaban haciendo, hijos de puta? 

—¿Y quienes son ellos? —interrogó el Emperador.

—El pueblo.

Su mellizo infló las mejillas cruzándose de brazos.

—Mi cuerpo no aguanta tanta ira... si yo hubiera sido rey desde el principio...

—Tú, eras el primogénito, Stephan, y yo nací después de ti.

—Por supuesto, pero nunca fuimos presentados por la infidelidad de Madre, jamás adquirimos habilidades y ese fue el castigo de Padre hacia ella y terminó afectándonos a nosotros.

—Supera eso. Padre murió.

—¡Porque yo lo asesiné! Luego de haberme enterado que habia destruido mi futuro no tuve otra opcion que eliminar su existencia.

—¿No fue madre que...?

Vanya alzó las cejas mientras sonreía. Imaginarse a Stephan asesinando a Miguel Anton XV le causaba gracia.

—No tengo tiempo para darte explicaciones.

—Evadir tus responsabilidades y las leyes de nuestro mundo se te ha hecho cotidiano. No se si recuerdas que mientras tú huías al mundo mortal como un cobarde, yo me quedé encarcelada cumpliendo mi condena.

—Conocí a Vanya durante mis viajes por el mundo, hermana —escupió Stephan con la cólera apoderándose de él—. Nos enamoramos e ideamos un plan para quedarnos con el Reino. A diferencia de ti yo no perdí tiempo.

—Dime algo, ¿por qué asesinar a nuestro hermano? —cuestionó la pelirroja con recelo, moviéndose de un lado a otro.

—¡No es justo que él haya sido el único Presentado! ¿¡Por qué él!?

—Quizás papá vio algo en él que en nosotros no.

—¿Cómo puedes pensar así?

—¡El pensaba en su pueblo!

Un rey como ningún otroWhere stories live. Discover now