16: Arte.

1.4K 95 15
                                    

Termine de cepillar mis dientes, y vestida aún con mi camisón, fui lentamente hacia la cocina.

- Buen día. - murmure entre un bostezo.

- ¿Dormiste bien? - pregunto él aún de espaldas. Estaba cocinando.

- Sí, ¿Y vos? - hable mientras que abría la heladera para sacar unas naranjas - Te gusta el jugo exprimido, ¿No?

Él dijo si y yo comencé el proceso de quitarle todo el juego a las naranjas. Me parecía bastante raro que no se giraba a saludarme, es como si estuviese escondiendo algo. Al finalizar de exprimir, tome dos vasos y serví el jugo. No soy una chica de tener un gran desayuno por las mañanas, me conformaba con un té y un pan; pero por cierta razón hoy me desperté con ganas de esmerarme más. Seguramente será porque no quiero que salga corriendo porque ayer me le confesé, aunque él también lo hizo.

No se que se supone que somos ahora, nunca tuve a alguien a quien llamar novio o algo más. Él tiene más experiencias, pero me avergüenza preguntar por el hecho de que me mostraría como una niña ingenua. No quiero que sepa que es mi primera vez en tantas cosas, me dejaría vulnerable ante sus ojos. Con los dos vasos tomé asiento en la silla, esperando inquieta que él deje de hacer lo que sea que hacía.

- ¡Tara! - habló alargando la a mientras que ponía una bandeja enfrente mío.

- ¿Por qué hiciste esto? - sonreí viendo los dos cafés espumosos acompañado a emparedados de jamón y queso, junto a unos panqueques bañados en miel.

- Me sentí mal por hacerte llorar ayer así que te preparé algo rico, bueno espero que este rico. - dijo nervioso lo último. Tomo asiento a mi lado, y lo miré sonriente.

- Me sorprendes cada día más. - hablé.

- Además no quiero que te apartes de mi debido a lo sucedido ayer o que cambies de opinión o te incomode. Un regalo previo si en algun momento hago algo mal. - acotó mirándome con seriedad.

- No me voy a apartar, ni cambiaré de opinión ni me incómodas. - respondí para luego darle un pequeño beso de dos segundos.

- Que raro es tenerte aquí, desayunando algo que preparé yo. Recién despierta, aún en tú ropa de dormir y que me des un beso. - dijo acomodando mi pelo llevando uno de mis flequillos hacia atrás.

- ¿Un raro bueno? - formule dejando su café en su lado seguido de su emparedado y parte de los panqueques.

- Un raro de nunca creí que iba a tener tanta suerte. - habló para luego darme un leve beso - ¿Y tú bufanda?

- La puse a lavar recién, ya lo necesitaba. - lleve el tostado a mi boca y lo mordí, como si fuere una clase de cocinera profesional lo disguste: - Muy rico, buen trabajo capitán Kirschtein.

- Me alegro que le guste, princesa de Hizuru.

Rodé mis ojos ante su respuesta, dejándolos blancos. Él río ante mi reacción para luego empezar a comer.

- No estas haciendo reposo como antes. - acotó - Es necesario que aún lo hagas.

- Pero me aburro acostada todo el día, ahora tengo un nuevo hobbie con el cual entretenerme. - sonreí pensando en el traje que quería hacer.

- Tienes que descansar, Mika. Bueno aunque no quieras te obligare a hacerlo.

- No puedes obligarme a nada.

- Pues mira como lo hago, hoy te mantendrás en cama todo el día bajo mis órdenes. Solamente te dejaré parar para ir al baño, o quizá comer en la mesa. Veremos como te comportas. - dijo pensativo.

Después de todo [Jean x Mikasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora