Después de todo [Jean x Mikasa]

27: Soledad.

MIKASA

— Hitch vino también. — aviso Historia mientras que bebía su café.

— ¿En serio? ¿Donde está? — pregunto Annie confundida, la muchacha no se encontraba afuera cuando Historia ingreso.

— Fue a recoger un regalo. Seguro en cualquier momento esta aquí.

Los ocho estábamos en el patio, el día super soleado por suerte. Habíamos sacado la mesa afuera y agregado otra para cuatro personas así todos podíamos sentarnos.

— Así que.. díganme las nuevas. — sonrió alzando a Levi Jr — Me han informado que Jean tuvo una estadía acá.

Rápida y abreviadamente conté el suceso que provocó que Jean tenga que quedarse por tantos días en mi casa.

— Oh, lo siento tanto Mika. Me alegro que estés bien ahora.

— ¿Van a contar la otra cosa? Quiero saber como sucedió también. — acotó Connie alzando sus cejas. Historia me vio confundida.

— Los hemos encontrado desnudos. — comentó Annie poniéndola al tanto.

— Oh. — se limitó a decir la reina para luego reír. Mis mejillas se tornaban rojas.

Jean habló: — Para cortar un poco la historia, lo que pasó fue que Mikasa se puso celosa y se me confesó. — sonrió guiñandole un ojo a Connie. Alcé mi palma y le pegue en la nuca.

— ¿Tú te confesaste primero? — pregunto Pieck, asentí tímidamente — ¡Mi plata Connie!

Él suspiro bufando y sacó su billetera para darle un billete a Pieck la cual festejaba sonriente, otra apuesta más acerca de mi relación.

— Fueron a visitar la familia de Jean también. — agregó Annie sonriente.

— ¿Y? ¿Te odiaron? — formulo Reiner sonriente.

— ¿Como la van a odiar? — río Jean — Sí es más perfecta. — tomó mi cara y me dio un beso en la boca. Si, definitivamente mi rostro ardía.

— Ugh, son más importantes que estos rubios. — se quejo Connie.

— Vayan al cuarto. — añadió Reiner y sentí como una servilleta era estampada en mi cara. Me separe de Jean, y él me abrazo mientras que le sacaba la lengua a sus compañeros. Parecía un nene. Todos reian, entonces la puerta fue golpeada. Armin fue el que se levantó y segundos después apareció con Hitch sonriente.

— ¿Me prepararon un café? — sonrió al entrar — ¡Feliz cumpleaños!

Ella se acercó y beso mis mejillas para luego darme dos bolsas, una grande y otra pequeña.

— Gracias, Hitch. — respondí.

— Uno es mio y otro de ella. — aviso Hisu y asentí.

Dos minutos más tarde estaba con un traje completo color negro cortesía de Hitch y un anillo con la letra M grabada de parte de la reina. Le agradecí a las dos por tales regalos maravillosos y luego seguimos merendando tranquilamente mientras que los chicos contaban sus nuevas aventuras. Pero, el silencio se hizo presente entonces hable: