CAPÍTULO 27

8K 590 40
                                    



—¡Y me trajo un caballo! —dijo Ami contenta —, todos lo querían acariciar, pero yo era la dueña así que solo deje que lo miraran y montaran por una hora.

—¿No te dio miedo caerte? —le pregunto acomodándome con ella en la pequeña cama.

—Pues no, soy una mujer grande y no le tengo miedo a nada, bueno... a la oscuridad, pero todos los niños le tienen miedo a eso —dice y yo le acomodo un mechón de su pelo detrás de su oreja pequeña.

Estábamos en la habitación donde duerme con algunas otras niñas del orfanato, ella me cuenta todas las cosas que hace cuando su papá Dalton la viene a visitar.

—¿Y él te quiere mucho? —le pregunto y ella asiente, pero después hace un puchero triste.

—Si me quiere mucho pero no entiendo porque no me lleva con él.

Lo primero que se me viene a la cabeza es ¿qué sería el vivir de esta niña con dos arpías venenosas en la casa? Bonnie y Lucero, estoy cien por ciento segura que le harían la vida imposible y le recordarían una y otra vez que ella no es hija de Dalton.

—Tal vez tu papi tenga problemas, pero estoy segura que esta vez si te va llevar, y cuidaría de ti —ella me mira ilusionada con los ojos brillando, estoy yo, estaré en esa casa y mientras yo esté estás viejas locas no le harán nada.

Pero... ¿cuándo me vaya? No puedo abandonar a mis hijos. Me siento contra la espada y la pared, no voy a vivir para siempre en esa mansión y hago planes como si me fuera a quedar para siempre, me da mucha tristeza que me haya adelantado a hablar avivando la llama de esperanza en ella.

—¡Si! —grita susurrando —, serás como mi mami.

Le besó la frente y asiento con la cabeza sin saber que más decirle.

—Ahora a dormir —recuerdo que tengo que llamar de nuevo a Damon para saber de mis hijos así que le digo a Ami —: tengo que salir un rato pero ya regreso.

Ella siente y cierra sus ojos dispuesta a dormir, y yo tomo mi teléfono de la pequeña mesita que tiene Ami al lado.

Salgo abriendo la puerta con cuidado a no hacer mucho ruido, espero que ninguna profesora o niño travieso salga y me vea ya que estoy en una pequeña bata de tela de algodón de una de las cuidadoras de los bebés, era esto o ponerme los batones gigantes de las ancianas profesoras.

Entró a la cocina y justo cuando voy a llamar a Damon justo me llama, frunzo el entrecejo ya que pareciera que lo hubiera llamado telepáticamente.

—Tenemos que hablar y es algo muy serio, espero que estés sola —me dice Damon del otro lado de la línea.

—Si estoy sola —le confirmo —, habla ya.

Nuestros hijos —me dice y siento como mis manos comienza a sudar —, estamos aquí en el mundo de las brujas, no mejoraron con los medicamentos —la mano que no sujetaba el teléfono se aprieta en puño y suelto un suspiro —, no tuve más opción que traerlos a que los revisara Tara.

—¿Y qué dijo? —le pregunto.

No sé cómo decírtelo, no sé si te traerá problemas —me paso la mano por el pelo preocupada.

—Dilo ya —le digo alterada.

Elizabeth, tienen un apego hacia ti —me dice Damon y yo frunzo el entrecejo —, Tara dijo que al dejarlos su estado de salud decayó como si en vez de deprimirse o estar triste su cuerpo reaccionara ante el abandono, no tiene remedio, la única solución es que regreses o que los lleve hasta donde tú estás —me dice y me muerdo el dedo pulgar pensado en que voy a hacer —, Elizabeth, esto es enserio, están empeorando y Tara dijo que los puede llevar a la muerta una fiebre alta.

LA BETA DEL REY ALPHA [#2]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu