CAPÍTULO 28

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Lucero

Se fue, camino de un lado a otro estresada, ando como loca, intento tranquilizarme ya que mis suegros están rodando por ahí y no quiero que crean que soy una maniaca obsesionada, pero estoy furiosa y triste, me ha dejado, se ha ido con esa perra mentirosa que lo abandonó y yo que he estado para él todos estos años y a mí no me toma en cuenta.

Mientras camino de un lado a otro decido dejar el sitio fijo y dirimirme hacia otro lugar, está mansión es súper gigante y tengo muchos lugares a donde caminar, pero solo quiero verlo una vez más, quiero llenarme de más rabia, parece que fuera masoquista, pero por alguna razón no paro de verlo.

Camino hacia la habitación del bebé que espera Dalton, veo la puerta entre abierta y me encuentro con una Bonnie sentada en una silla de madera acariciando la barriga abultada.

—Eres mi pequeño tesoro —acaricia su barriga —, mamá te ama mucho y papá mucho más.

Esas palabras me revuelven todo, es una estúpida oportunista, solo porque es una Alpha, pero ni eso la salva, su embarazo tiene a ser un poco más sensible ya que lo que carga es un descendencia de un Alpha rey, eso significa que tiene que estar con un gran cuidado, si Elizabeth hubiera quedado embarazada de Dalton su embarazo hubiera sido lo más normal pero Bonnie no, Bonnie no es la mate y cualquier emoción fuerte puede llevarla a abortar.

—¿tienes hambre, bebé? —le dice a su barriguera —, papá salió, pero va a regresar y te dará muchos besos de amor.

Arrugo mi cara en asco y me aparto de la puerta ya que se dirige hacia la salida, cómo está tan distraída no se da cuenta de que estoy detrás de ella, sale de la habitación y camina hacia las escaleras.

Una idea loca atraviesa por mi cabeza, pero otra cosa me dice que me contenga, quiero..., comienzo a pellizcarme el bedel pulgar como manía habitual pensado en si sería capaz de hacerlo.

Quisiera tener la voz de mi loba dándome consejos, pero no, no está, y las razones de porque no está me abruman cada vez que lo recuerdo.

Mis manos tiemblan, pero avanzó abandonando mi posición quita para ir detrás de ella cuando ya está apunto de bajar las escaleras la empujo, sin más y con una fuerza media.

Siento un ardor de adrenalina correr por mis venas, sentimiento lo que hace tiempo no experimentaba, ella rueda por las escaleras y cae boca abajo de panza, grita y esa es mi alerta para correr hacia el balcón he intentar bajar por la reja inmensa llena de flores.

Mi pulso está acelerado, pero intento regularlo y al bajarlas por completo me llevo un gran susto cuando alguien me espera por detrás.

—María —le digo agitada, ella me mira seria y confundida —, casi me matas del susto.

—Dime que no tienes nada que ver con el grito que acabo de escuchar —me advierte, pero yo solo me quedo calla.

Tengo que aprovechar mi posición.

—María, tu y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero no te da el derecho de mirarme así —la regaño —, me vas a guardar el secreto y me vas a ayudar, vas a decir que estuviste conmigo siempre regando las flores, sea lo que sea que veas haya dentro no puedes decir nada y actúa natural.

—¿Por qué tendría que hacerte caso? —me está desesperando así que acerco peligrosamente a ella.

—Te destruiría la vida y te dejaría sin nada —le sonrió con malicias y ella se preocupa —, conozco a personas que serían capaces de hacerme el favor de desaparecerte.

Ella palidece y asiente así que me engancho de su brazo y camino con ella hacia la sala donde están las escaleras.

—Actúa angustiada —le digo apretando su brazo con mi mano.

LA BETA DEL REY ALPHA [#2]Where stories live. Discover now