XVIII

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28 de abril del 2021

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28 de abril del 2021

El camino hacia casa de los Evans se me hace cada vez más extenso, tengo un nudo en la garganta y a medida que me voy acercando me siento mucho más nerviosa.

Aun no puedo organizar las palabras exactas que quiero decirles a ambos, quiero preguntarles muchas cosas, sé que en ellos sí puedo confiar, sé que me contaran exactamente lo que paso y que me dirán porque iba sola ese día, cuando siempre íbamos juntos a todas partes, el por qué yo iba conduciendo cuando James nunca dejaba que lo hiciera.

La casa color hueso sigue estando en las mismas condiciones que hace ocho años, no ha cambiado nada... la única diferencia es que las ventanas que dan a los cuartos de James y Mel están cerradas, antes, siempre estaban abiertas.

Cruzo la cerca de madera que rodea la casa cuando la puerta principal se abre de repente y el niño James sale corriendo con una cometa en sus manos, se detiene frente a mí y me observa por unos segundos.

—Hola —dice tímidamente y ladea la cabeza un poco.

—Hola pequeño ¿vives aquí? —pregunto agachándome frente a él.

—Si, esta es mi casa —dice con una sonrisa y empieza a dar salticos.

Yo asiento y él se da la vuelta y camina hacia la puerta que conecta con el patio trasero.

—Chao —dice antes de cruzar y cierra la puerta tras de él.

Observo la puerta por unos minutos y estoy a punto de darme la vuelta cuando la puerta principal se abre de nuevo y Megan sale con una canasta en las manos.

No quería verla aquí

No esperaba verla aquí

Siento como la garganta se me cierra y mi corazón palpita fuertemente. 

¿Saben ese sentimiento cuando quieres saber algo y vas a por ello, pero te das de frente con la realidad porque resulta ser como pensabas y realmente no querías aceptarlo? Bueno, así me siento en este momento, aun así, guardo un poco de esperanza.

¡Que sea una coincidencia, por favor! 

—Merly... que alegría verte nuevamente, ¿vienes a ver a James? —me da un beso en la mejilla y se detiene. Asiento y ella continua —No se encuentra en este momento, salió esta mañana para Londres, llegara en la noche.

—Entiendo.

—Si me disculpas, tengo que irme, Lizz está sola en la cafetería —empieza a caminar y luego voltea nuevamente —Nos vemos luego Mer.

No puedo decir nada porque las palabras no me salen, ha pasado mucho tiempo, demasiado, era obvio que James habría hecho su vida, estoy segura que si él me hubiera dejado sola por tanto tiempo...

No, yo lo hubiera esperado.

Observo la casa por última vez y me doy la vuelta.

Iré a casa de Lake y recogeré mis cosas

De camino a su casa no dejo de pensar en cómo cambió mi vida ese accidente, me quito a James... y a Mel, me quito la oportunidad de tener un mejor futuro.

No, no fue el accidente, fueron mis padres.

Mis padres me arrebataron la vida que tenía, si no fuera por ellos hoy yo estaría con James y no Megan.

No he visto a Mel por ningún lado, no he escuchado que nadie la mencione, aunque bueno, aquí nadie dice nada, en estos casos me gustaría que Ilmoor fuera como los otros pueblos, donde todo se sabe, y los chismes corren de un lugar a otro, pero no, aquí todos callan o al menos eso parece, ni siquiera James se ha enterado de mi llegada, si James se caso puede que ella también lo haya hecho, seguramente se fue a Londres, era lo que ella quería, lo dijo unos meses después de haber quedado embarazada, cuando estaba a punto de dar a luz.

Sacudo la cabeza en un intento de despejar la mente, siempre estoy suponiendo cosas, debo de dejar de hacerlo, no me llevara a ningún lado y solo me mortifico a mí misma.

Cuando llego a casa ya está anocheciendo, Lake está cocinando junto a su madre y están hablando muy bajo.

—Hola —digo sin emoción. Y ellas callan inmediatamente.

—¡Oh! ya has llegado, la cena ya casi esta lista. —me dice Lake y voltea nuevamente hacia lo que está preparando.

—No te preocupes, me iré a casa.

Su mamá voltea inmediatamente y Lake deja de mover las manos.

—Está anocheciendo, ¿en qué te iras? —pregunta su madre y yo me doy cuenta de mi error.

—No, no es lo que piensan —digo negando con ambas manos —Me iré a mi antigua casa —digo señalando detrás de mis hombros.

—Has recordado —dice Lake todavía dándome la espalda y en voz muy baja.

Lo sabía, por eso no había mencionado nada hasta ahora, sabía que yo no recordaba.

—¿Desde cuándo lo sabes? —pregunto tratando de no parecer ofendida.

—Desde que nos encontramos... lo siento.

Me retiro rápidamente hacia la habitación sin decir ni una palabra más y recojo mis cosas, necesito irme inmediatamente de aquí, Lake no me dirá nada, y yo soy una estúpida por haber confiado en ella, se aprovechó que no recordaba nada y se acercó a mí, ¡Por Dios!, empujo a Mel al lago, y fue totalmente a propósito, ella sabía que Mel no sabía nadar, estaba enojada por la vergüenza que paso el día de nuestro grado, era muy consciente de lo que hacía, ni siquiera había empezado la fiesta, ni siquiera había bebido nada, no tiene ninguna excusa valida.

Cuando salgo de la habitación ninguna de las dos está a la vista, -gracias a Dios- así que voy directa hacia la puerta y me dispongo a salir de allí.

******

Este viaje no pudo haber salido peor: James ahora esta con Megan, Mel no aparece por ningún lado, Lake es una traidora y para colmo mi antigua casa necesita muchas reparaciones.

Siento como si hubiera perdido todo lo que me importaba.

Voy alumbrado por toda la casa con la luz de mi celular, y entro a la cocina por tercera vez desde que llegue aquí -estoy segura que por aquí habían unas velas- me encuentro agachada mientras reviso las repisas de la cocina, la casa está totalmente a oscuras, no hay fluido eléctrico, no tengo servicio de agua y me estoy muriendo de frio, en los libros siempre hay una chimenea en todas las casas, en la vida real no es así, o por lo menos en la mía no, para ser exactos, no he visto ninguna en toda mi vida.

Encuentro las velas en el fondo de uno de los armarios que están en la pared, coloco una en la mesa que esta frente al sillón de la sala y otra junto a las escaleras para que pueda alumbrar un poco la cocina y la entrada principal, las enciendo con el encendedor que traigo en mi bolso de mano y me recuesto en el sofá, ya he sacudido todo el polvo que había en la sala, pero tengo mucho trabajo por hacer si quiero dejar esta casa habitable.

Apago la linterna de mi celular y observo el techo de mi casa por un largo rato, me abrazo a mí misma tratando de darme calor.

Después de unos segundos no aguanto más el frío, así que me levanto y voy a mi antigua habitación, busco en el fondo del armario y consigo una cobija gruesa que puede servirme, huele a guardado, pero por lo menos me da el calor que necesito.

Bajo al salón y me acuesto nuevamente en el sofá grande.

Poco a poco los ojos se me van cerrando y me quedo dormida pensando en ellos, mis amigos, mi hermana, ni ex-novio.

Mis más grandes amores.

¿Sera posible que me hayan olvidado?

Merly ©Where stories live. Discover now