"Lo siento, Lahey, pero soy más una persona de gatos."
Vera Pérez no es ajena a lo sobrenatural. Crecer junto a la familia Hale la ha mantenido bastante bien informada sobre las criaturas que acechan en la oscuridad. Sin embargo, no se convirtió en...
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(deshilachado, pt. iii)
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VERA apenas ha estado fuera del autobús durante tres minutos antes de que un cuerpo la golpee. Se ve obligada a dar un paso atrás ante la fuerza, parpadeando con leve sorpresa antes de que su cerebro reconozca el familiar peso del abrazo de Dominic. La abraza como si pudiera volver a juntar todas sus partes rotas. Ella lo devuelve con la misma intensidad, enterrando su rostro en su pecho y forzando su rostro a no arrugarse de dolor ante la familiaridad de su toque.
El abrazo dura varios momentos antes de que él se aleje lo suficiente para sujetarla por los antebrazos. Sus propios ojos verdes están vidriosos, sombras acechando bajo sus ojos como si no hubiera dormido mucho la noche anterior.
"¿Cómo estás?" pregunta en voz baja como si temiera que se le quebrara la voz si habla más fuerte.
Vera suelta una risa sardónica, sacudiendo la cabeza. Sus contactos cambian de sus ojos mientras los obliga a no llorar. "No sé."
Dominic asiente, parpadeando rápidamente para quitarse las lágrimas y secándose los ojos con la manga de su sudadera con capucha naranja. Él le da un apretón en el brazo antes de retroceder y exhalar un suspiro estremecedor. De alguna manera, ver su reacción le retuerce las entrañas más que su propio dolor. Junto a Derek, Dom es la figura del hermano que conoce desde hace más tiempo. Él siente esta pérdida casi tan profundamente como ella.
"Vera." llama suavemente la voz de Stiles. Él aparece de la nada para abrazarla también, su cuerpo alto y larguirucho la enjaula. La acción la sorprende y la complace, su corazón se hincha de aprecio por sus amigos mientras él se aleja.
Vera le levanta levemente los labios. "Gracias."
Él asiente en respuesta. Luego extiende la mano para darle una palmadita a Dominic en la espalda, tirándolo en una especie de medio abrazo porque Dominic todavía está tratando de manera muy obvia de contener las lágrimas. "Oye, hombre. Todo estará bien."
Vera se aclara la garganta y mira alrededor del estacionamiento cerca del autobús. Casi todos los jugadores de lacrosse están aquí: el equipo de campo traviesa real es lo suficientemente grande como para llenar un autobús completo, por lo que conducen por separado. Dominic había sido uno de los pocos rezagados que se ofreció como voluntario para viajar con el equipo del entrenador Finstock. Vera está inmensamente agradecida por ello; no sabe qué habría hecho si él no hubiera estado aquí para acompañarla en este viaje en autobús de cinco horas.
