C a p í t u l o 25: El cumpleaños de Steven.

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Hoy Steven estaría cumpliendo años.

Es de madrugada y no puedo dormir. En realidad, lo hice, pero mi descanso duró tan solo veinte minutos. Al instante en que entré al mundo de los sueños, Steven se hizo presente, estábamos juntos, festejando su cumpleaños, y Cameron estaba con nosotros. Éramos una familia muy risueña. La carcajada de Cameron, era la misma que tiene cada vez que juega solo.

Todo estaba siendo demasiado bueno. No sé cómo explicarlo, pero una parte de mí sabía que estábamos dentro de un sueño, y no quería despertar. Pero, lamentablemente, el sonido de una rama chocando contra el cristal de la ventana me despertó.

Al instante en que abrí los ojos, me invadió la angustia y sentí un dolor terrible en el pecho. Quise arrancarme el corazón, como si esa fuera la única manera de quitarme el dolor. Pero lo único que hice fue echarme a llorar.

El dolor en el pecho no me abandona, y estoy muy segura de que me va a acompañar durante todo el día. Como lo viene siendo desde su partida. Me duelen sus cumpleaños, y por supuesto, me duele el día del accidente.

El año pasado, cuando fue el aniversario del accidente, asusté a Cameron y me odié mucho por eso.

Mi mente me había jugado una mala pasada, y me transportó a ese momento, a ese día, con todo el dolor que sentí. De pronto, no supe cómo respirar, me costaba, me ardían los pulmones. Lo tenía a Cameron llorando mientras me miraba, pero ni así pude calmarme. Y así, como pude, salí a la calle y le pedí ayuda a unos vecinos. Ellos nos contuvieron, me sacaron de mi crisis, y calmaron el llanto cargado de angustia de Cameron.

Y desde ese día, mis padres y Will no nos dejan solos cuando saben que es una fecha importante. De hecho, mi hermano está arriba, durmiendo con Cameron. Papá y mamá vendrán luego del trabajo.

En estos momentos, estoy en la cocina, sentada en la oscuridad. Solo la luz de la luna me ilumina, y eso está bien para mí. En el horno, hay un pastel de naranja horneándose. Era el favorito de Steven, y su aroma me hace viajar a una serie de recuerdos hermosos. Pero me quedo solo en uno: la vez que el pastel se quemó por culpa de nuestros besos y nuestra pasión.

Fue una tarde de risas, las cuales nos provocaron un dolor en el estómago, mientras estábamos desnudos, perdidos en el humo que salía del horno.

Una media sonrisa se dibuja en mi rostro, pero al mismo instante desaparece y llegan las lágrimas. No puedo dejar de llorar, cada bocanada de aire provoca que el llanto se multiplique. Mi corazón empieza a latir con fuerza, y tal como me pasó una vez, me olvidó de cómo respirar sin agitarme, sin ahogarme.

Quiero subir hasta la habitación de Cameron y así pedirle ayuda a Will, pero a la vez no quiero asustarlo. Y en el momento que pienso esto, la pantalla de mi móvil se ilumina por la llegada de una notificación de YouTube. Me acaba de recomendar un vídeo de Kodaline, pero eso no es lo más extraño, sino que la canción que me recomienda escuchar, es The one; la que Steven dijo que era nuestra.

Cuando leo eso, de pronto me encuentro respirando bien, y poco a poco mi corazón deja de darme fuertes latidos.

Le doy clic al vídeo, la canción empieza a sonar, y me quedo así, con The one de fondo acompañando el aroma a naranja del pastel.

—Gracias —susurro. Sé que fue mi Steven Fry. No me dejó sola.





Y tal como lo prometieron, mamá y papá llegaron luego de finalizar su turno laboral. Me ayuda mucho estar en compañía, hace que me olvide que siento un hueco dentro de mi pecho.

Incluso hasta Lisa y Carl están presente, aún en la distancia. Me hacen llegar un mensaje cargado de amor y apoyo, el cual agradezco en silencio. No estoy con las energías suficientes como para escribir un mensaje de agradecimiento, y sé que ellos lo saben, sé que no esperan una respuesta. Pero, el que no lo sabe, es Logan.

Me ha estado escribiendo, y en vista de mi ausencia, me pregunta si todo está bien, si algo le pasó a Cameron, o si necesito algo. Es tan atento que me está doliendo ser silencio, pero no me sale otra cosa. Quizá luego le cuente los motivos.

—¿Están todos listos? —Pregunto y todos me confirman que sí—. De acuerdo, Nora y Ross nos esperan allí.

Dicho esto, salimos y nos subimos a la camioneta de papá, con todo lo necesario para homenajear a Steven Fry en su día.

—Los chicos ya están en camino —me informa Will y asiento.

Papá emprende viaje, y todos permanecemos en silencio. Incluso Cameron, siempre está cantando, o preguntando cosas, pero hoy no. Sabe que su papá está cumpliendo años en el cielo, no está triste, pero si permanece callado.

Llegamos al lago Fills, y nos encontramos con Ross, Nora y los chicos. Ya están ubicados en el lugar de siempre, así que solo resta que nos sumemos.

Los abrazos se hacen presentes, y también las lágrimas. Creo que todos tenemos un hueco en el pecho, pero al estar juntos, por Steven Fry, poco a poco se va cerrando o bien calmando su dolor.

Antes de iniciar con la fiesta, tal como lo hubiera querido él, nos separamos cada uno por nuestro lado, cogemos una hoja, un lápiz y le escribimos un mensaje, el cual luego lo prendemos fuego, para que se lo lleve a donde sea que esté.

Cameron le está dibujando algo, dice que es un bombero, le sonrío a eso y le escribo un mensaje al padre de este increíble niño.

Feliz cumpleaños, súper alegría. Espero que desde donde estés, tengas el mejor cumpleaños de todos.

Aquí aún te echamos de menos, y dudo que alguna vez no pase. Siempre vas a estar presente en nuestros corazones, y si es así, jamás serás olvidado.

Gracias por no haberme dejado sola en la madrugada. Ojalá nunca dejes de hacerte presente cuando sabes que lo necesito, ¿te regaña algún ángel por eso? Me gustaría saberlo, seguro eres un dolor de cabeza, pero en partes el favorito.

Te amo, y sé que lo sabes. Jamás podría dejar de hacerlo. Siempre vas a ser el número uno en mi corazón.

Por siempre y para siempre, tu reina unicornio.

Y con lágrimas en los ojos, enciendo la hoja y la dejo consumirse en el aire. Cameron me dice que no quiere quemar su dibujo, le digo que eso está bien, y cuando me ve llorar, me abraza fuerte. Siento que además de sus pequeños brazos, me rodean los de Steven.

Una vez que todos los mensajes fueron quemados, nos secamos las lágrimas y Will enciende la música de su móvil, una alegre y divertida. Una que nos dibuja una sonrisa a todos, la cual la regalamos al cielo, y luego, comenzamos a bailar.

Tenemos los ojos hinchados de tanto llorar, pero aun así nos estamos riendo. Incluso lo está haciendo Ross, él nunca estuvo de acuerdo con esta parte del homenaje, y siempre se iba cada vez que la música llegaba. Pero este año, se está riendo como nunca antes y hace los pasos más graciosos del mundo.

Mi momento se ve interrumpido cuando veo que Cameron está cerca del agua, siempre me aterra cuando se acerca así, de la nada. Por lo que corro hacia él, y cuando estoy a su lado, larga la tan característica carcajada que tiene cuando juega solo.

—Papá feliz. —Me dice, señalando hacia el lago, con los ojos aguados y cuando me dice eso, miro hacia el agua, y con una sonrisa en mi rostro empiezo a llorar.

—Papá está feliz —repito, sin dejar de sonreír. Seco mis lágrimas y me termino sumando a la risa de mi hijo.

Me encantaría saber que está viendo.

¿Qué payasada estarás haciendo, súper alegría?

El deseo de la estrella (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora