C a p í t u l o 33: Cuando casi caes.

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Abro mis ojos cuando los primeros rayos de sol se filtran por la cortina de mi habitación. Logan está a mi lado, aun respirando profundo.

¿Qué puedo decir de la noche que tuvimos? Pues, por suerte, fue algo bueno. En ningún momento me sentí arrepentida por haberlo invitado, y cuando Logan comprobó eso, dejó de preguntarme cómo me sentía.

Cuando nos acostamos, tuvimos una charla a base de risas. Quizá fue eso lo que no me hizo sentir mal, o algo por el estilo.

En todo momento Logan me hizo sentir bien, a gusto con mi decisión y con su persona. Estuvo tan atento a cualquier cosa que podía haberme sucedido, y debido a ello, no me sentí sola.

Me sentí acompañada en cada minuto a su lado. En cada sonrisa provocada por la profundidad de nuestra conversación. En cada risa que salía de mí gracias a su humor. Y, sobre todas las cosas, me sentí acompañada cuando entrelazó su mano con la mía y me observó de una manera tan especial que me daba la sensación de que era su persona favorita.

Se durmió mucho antes que yo. Y cuando eso pasó, cuando me quedé en silencio tuve miedo de que mi mente se activara y me regalara una serie de pensamientos torturadores. Pero, en su lugar, le sonreí al hombre que tenía durmiendo a mi lado, luego le sonreí al cielo, a mi estrella favorita, y me dormí.

Y debido a que caí en la profundidad de los sueños, con una sonrisa pintada en mi rostro, puedo decir que tuve una buena noche, con lindas imágenes que me acompañaron hasta este momento, en donde estoy despierta, observando a Logan.

Me levanto con cuidado de la cama. Es muy temprano y no quiero despertarlo, más cuando es domingo y se supone que uno no se encuentra despierto a esta hora. A menos que seas como yo, alguien que el despertador mental no descansa ni los fines de semana.

Luego de haberme lavado el rostro, y de haber cepillado mis dientes, me dirijo hasta la habitación de Cameron, y para mi sorpresa, Penélope y Thor están con él. Me parece que la gata fue quien lo invitó a dormir, porque cuando subimos con Logan, ambos estaban muy cómodos junto a los instrumentos.

Penélope y Thor me saludan, y yo les respondo con todo el amor posible, pidiéndole silencio al can amigo de Logan.

Bajamos hasta la sala y mientras que Thor me pide salir para hacer sus necesidades, Penélope se dispone a beber agua, luego sigue a su nuevo amigo.

Se echan bajo los rayos del sol, en el medio del patio, y allí se quedan, disfrutando del bello comienzo de día.

Aprovecho que me levanté de humor, y con muchas energías, e inicio mis tareas para hacer un delicioso desayuno para compartir con Logan y Cameron.

Cuando termino con los preparativos, me dirijo a la sala para acomodar el desorden que quedó de anoche. Y cuando doy con el retrato de Steven, suspiro, me siento en el sofá y cojo el cuadro entre mis manos.

—Hola. —Lo saludo y acaricio su sonrisa—. Tengo la sensación de que hace tiempo no hablo contigo. Probablemente te sientes bien con eso. En cuanto a mí... bueno, no lo sé —abrazo el retrato, llevo la sonrisa de Steven hacia los latidos de mi corazón—. Creo que estoy yendo bien, ¿verdad? Estoy dando pasos agigantados, lo sabes. Me parece que dentro mío hay muchas emociones, algunas se han manifestado, como la tranquilidad. —Observo su sonrisa, y vuelvo a pasar mi dedo índice por ella—. Y sé que las emociones negativas están ahí, solo que no les estoy prestando atención. Solo espero que no me golpeen muy de pronto. ¿Puedes ayudarme con eso? —. Sonrío.

Escucho que la puerta de mi habitación se abre. Es un sonido tan característico que es imposible no darme cuenta que se trata de ella.

Dejo la fotografía en su lugar, con una bella emoción que se pasea por mi cuerpo, algo que mi buen estado de ánimo agradece.

Me encamino hacia la cocina y termino de cortar las frutas de estación que escogí para nuestro desayuno.

Cuando volteo, me encuentro con un Logan que se despereza y se frota los ojos. Su camisa lila se encuentra desabotonada, por lo tanto, tengo a la vista su torso desnudo.

Vaya... había olvidado que se la quitó para dormir, justo antes de empezar nuestra charla profunda sobre distintos aspectos de la vida.

Al verme, sonríe. Pero no solo lo hace con su boca, sino que también me sonríe con sus ojos. ¿Es eso posible? Como sea, de no serlo, Logan acaba de convertirlo en algo real.

Se acerca a mí, su aliento está tan cerca de mi rostro que puedo oler la menta del enjuague bucal.

—Buenos días —dice, sin dejar de sonreír y deposita un beso sobre mi mejilla.

Tal acción quema sobre mi piel, y en mí se despiertan las ganas de querer más.

Anoche, como si respetara el lugar, no se acercó a mí con la intención de iniciar algo. Sino que permaneció quieto, con sus brazos a mi alrededor. Pero jamás insinuó querer hacer algo.

—Hola. — Respondo, con mis manos puestas sobre sus hombros, debajo de su camisa—. ¿Cómo has dormido?

—Muy bien, de hecho. ¿Y tú?

Sonrío.

—Yo también —no sonríe, sino que suspira. Como si la respuesta lo hubiera tranquilizado.

—¿Mamá?

Escucho que me llama Cameron, por lo que corro hacia la escalera y lo veo en la cima, tras el seguro, esperando a que lo baje.

Y como es una buena mañana, decidimos desayunar en el patio trasero.

Cameron bebe su leche, y devora sus galletas con queso. Logan, por su parte, optó por beber un té verde, acompañado de frutos secos que no sabía que tenía en la casa. Sé que eran de Molly, luego se los repongo. Y yo, como las frutas de estación y bebo de mi té negro.

Y tal como lo sospeché anoche, la imagen que tengo frente a mí es demasiado familiar. Y me gusta, mucho.

Cameron se puso contento cuando vio que Logan aún seguía en la casa. Creo que hace tiempo no me saluda con tanto amor como lo hizo con él. Y lo más hermoso de todo, es que Logan le respondió de la misma manera.

Ahora están hablando de algo que no comprendo. Bueno, creo que ni Logan sabe lo que mi hijo está diciendo, pero finge hacerlo. Y Cameron disfruta de la atención.

Es una escena muy hermosa de presenciar, de escuchar, y de sentir. Pero no voy a negar que mi mente se activó y me llevó a preguntarme cómo hubieran sido nuestras mañanas con Steven aquí.

Siento el golpe en mi corazón y lo demuestro con un suspiro profundo. Y cuando pienso que estoy a punto de caer, escucho la carcajada de Cameron, seguida de la risa de Logan.

Sus risas se presentan como caricias para mi corazón. Me envuelven entre sus risotadas, me elevan al cielo, me transportan hacia lugares bonitos y me traen de nuevo al césped de la casa.

Vuelvo a poner los pies sobre la tierra, dejando de divagar por preguntas hirientes, y entonces vuelvo a estar presente en el momento, disfrutando de cada segundo.

Logan me mira a los ojos y me sonríe. Y yo le respondo de la misma manera, con sinceridad.

—¿Vamos de paseo? —. Propone Logan—. Bueno, si no tienen planes.

—¿Qué tienes para proponernos?

—Ir al parque de la ciudad. Luego pienso que podemos pasear por el lago Trevi. Hacen muchas salidas en barco allí.

Entonces nos alistamos con Cameron, luego pasamos por la casa de Logan para que él pueda ducharse, y salimos a dar nuestro paseo.

Y una vez más me siento llena de amor ante la imagen familiar que estoy viviendo. Con la diferencia de que esta vez no me hago preguntas. Solo disfruto.

El deseo de la estrella (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora