CAPÍTULO 30 - EL REENCUENTRO.-

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Camino se despertó con una sonrisa que abarcaba todo su rostro. Esa llamada imprevista consiguió sacar una parte de sí misma que no creía poseer. Se avergonzaba un poco cada vez que recordaba sus palabras, los gemidos de Maite. Su amor y su deseo por ella crecían a pasos agigantados, y por una parte, le daba miedo. Miedo a que esa felicidad acabase estrepitosamente contra el suelo, derribando ese pequeño equilibrio que había alcanzado. Porque ya se sabe que todo lo que sube, baja, y vivir en esa montaña rusa la mantenía a flote, pero desconfiaba de la caída <<Fuera esos pensamientos, no voy a dejar que ellos manden de nuevo. Es momento de disfrutar este regalo que me ha dado la vida>> se dijo antes de coger su mochila y marchar a clases. Última semana antes de las vacaciones de Navidad, que ganas tenía de vivirlas junto a Maite, aunque no fuera muy fan de esas fechas.

El día pasó muy deprisa, señal de estar ocupada, así que no le quedaba mucho tiempo libre para salidas ni ningún tipo de ocio. Ni si quiera prestaba atención a su teléfono, si no fuera por Maite, lo tendría por ahí olvidado en cualquier lugar, pero el saber que ella podría llamarla le hacía estar pendiente. Por eso cuando sonó en su hora de la comida, no tardó ni dos segundos en cogerlo.

- Hola mi amor.

- Qué bonito, gracias, pero creo que te confundes - dijo una voz de hombre tras el teléfono.

- Perdón, ¿quién eres? - menos mal que la persona no estaba delante, sino vería su cara del color de las amapolas.

- Eso ha dolido, ¿no te suena mi voz?

- No, lo siento, ¿debería? - Camino intentaba recordar - Ahhhh, Ildefonso.

- Menos mal - suspiró - Creí que habrías guardado ya mi número de teléfono, siento haberte molestado.

- No te preocupes.

- Te llamaba para la sesión de fotos, me dijiste que tenías que entregar el proyecto antes de las vacaciones.

- Cierto, cierto. ¿Estás libre esta tarde? Podríamos quedar sobre las 18.30 en la Escuela de Arte. ¿Te viene bien?

- Perfecto, nos vemos en la entrada principal...y guarda mi número - se escuchó su risa contagiosa.

- Sí, sí, ahora mismo. Te mando ubicación. Hasta luego.

Se le había olvidado por completo porque Maite siempre estaba en sus pensamientos, normal que se hubiera convertido en una persona despistada. El proyecto iba viento en popa, desde que colgó aquellos panfletos online buscando fotografiar personas de distinta estatura y peso, había recibido muchas solicitudes, y le resultaba muy difícil decir que no, así que las aceptó todas, ya tendría tiempo después de decidir.  Había reemplazado la ausencia de Maite por su parte más creativa, cuando estaba con ella, su mente tomaba otros derroteros, y todos terminaban con ellas desnudas. Un calor subía por su cuerpo solo de pensarlo <<Camino, céntrate. No puedes seguir así o las notas bajarán, y eso es lo último que quieres>> se obligaba a poner los pies en la tierra. Seguía preocupada por la situación económica que atravesaba su familia tras la crisis por el dichoso virus. Le había dado mil vueltas a cómo podría ayudar economicamente, y tras varias ideas fallidas, al fin dio con la correcta, crear una cuenta en Instagram para vender sus obras.  Los miles de bocetos que había hecho antes de confesar sus sentimientos a Maite, esos donde había dado rienda suelta a la pasión que mantenía oculta, fueron la solución. Estaban muy influenciados por ese cómic para adultos que había prestado a Maite - que por cierto, aún no le había devuelto - pero poco a poco había ido encontrando su estilo propio. La caja permanecía escondida en aquel rincón del armario, oculta del mundo, aunque la venta iba de maravilla , por lo que la estaba cada vez más vacía y su cuenta de ahorros cada vez más llena. No era mucho, pero estaba orgullosa de lo que estaba consiguiendo. Había encontrado una salida.

MAITINO: UN AMOR MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora