CAPÍTULO 4: LA VOZ PERDIDA.-

607 38 7
                                    

- ¡¡¡AROA CUIDADO!!! - esas fueron las primeras palabras que pronunció Camino después de años sin articular ni un sonido. Pero cuando ves que la vida de tu amiga corre peligro, no hay espacio para la duda. Acababa de llegar a la parada del bus, y presenció como aquel asqueroso tipo se le acercaba por detrás. Fue entonces cuando gritó con todas sus fuerzas, su voz resonó alta y clara. Aroa se giró y sin pensárselo dos veces, le propinó una patada en la entrepierna, este no tuvo tiempo de reaccionar y se agachó presa del dolor. Momento que aprovecharon ambas para refugiarse dentro del bus, donde el conductor ya estaba móvil en mano, llamando a la policía.

Camino, me has salvado la vida. Menudo grito has pegado. No sé si me he asustado más yo o el tipejo ese. Aún estoy impactada, no solo por la mirada espeluznante de sádico, sino por haberte oído hablar, pero gracias - dijo mientras intentaba tranquilizarse. Todo su cuerpo temblaba, como una manera de expulsar la adrenalina acumulada por el sobresalto. Camino la miró con todo el cariño del mundo, ella que había sobrevivido a una situación similar, con un final más trágico, entendía perfectamente cómo se sentía. Todas las terribles imágenes que pasaban por su cabeza, cuales fotogramas de una película dramática; las emociones a flor de piel, el llanto acumulado en el pecho luchando por salir. Y abrazándola le dijo:

Creo que ya va siendo hora de que te cuente el motivo de mi silencio - y sus ojos emanaban seguridad. El abrazo se hizo intenso, pues era recibido como un regalo, el más grande del mundo. Aroa se sentía protegida de todo mal, arropada entre los brazos de Camino. Con ese pequeño gesto, se consiguen cosas extraordinarias, pues es la mejor forma que tienen los seres humanos de demostrar que están ahí, pase lo que pase. Y por eso su valor es incalculable, cómo saludo y cómo despedida, pero sobre todo, como un símbolo de protección. Porque abrazar es una forma de vida, de expresar y recibir amor, y la cura de todo mal.

No tienes por qué hacerlo. No te sientas obligada - le miraba con ternura.

Lo hago porque quiero y porque confío en ti - dijo susurrando mientras le cogía de las manos - ¿Dejamos el cine para otro día y nos vamos a cenar algo? -

Era un restaurante familiar muy acogedor, Camino iba a menudo por allí, y ya le reservaban la misma mesa, una con vistas a un parque. Para el resto del mundo podría ser un paisaje muy común, pero para Camino era sinónimo de vida. Podía pasarse horas y horas allí sentada observando a la gente pasar, las familias jugando con sus hijos, los adolescentes con sus amores de verano, parejas de enamorados, ancianos dando su paseo matutino...Cada uno de esos momentos se convertía en un dibujo, en una historia que plasmar, y durante esos instantes, Camino se olvidada de todo, solo estaban ella y sus láminas.

Buenas noches Camino, qué alegría tenerte por aquí. ¿Todo bien? - las recibieron con entusiasmo.

Hola señora Fabiana. Sí, todo bien, como siempre. Espero que ustedes también estén bien -

No, nos quejamos. Con esto del virus, hay muchos bares y restaurantes que están cerrando. Por ahora nos mantenemos, así que damos gracias. En fin, ¿lo mismo de siempre?, y ¿para tu amiga? -

Ponga lo mismo. Sé que le va a encantar vuestra cocina -

- Ay Camino, pero que buena chica eres. Ahora mismo ordeno la comanda y os traigo una tapa mientras os ponemos la bebida - y se alejó dejándolas solas.

Por donde empezar, es algo complicado - se frotaba las manos con nerviosismo.

De verdad que no hace falta - cogió sus manos entre las suyas.

-  Y yo te digo que sí. No quiero que pienses que te he mentido. Necesito explicártelo para que lo entiendas, vale - cerró los ojos por un momento, tomó aire y comenzó - Hace tres años, en Santander, donde vivíamos, nos ocurrió algo terrible. Algo que marcó nuestras vidas para siempre...- se tomó un pequeño descanso para continuar, sacar el tema solo hacía que aquellas horribles imágenes se repitieran una y otra vez en su cabeza. Aroa le cogió las manos, un pequeño gesto que intentaba aliviar por un momento esa angustia que estaba a punto de salir. - Un canalla abusó de mi - Sus ojos se inundaron de lágrimas, y su respiración se tornó acelerada.

¿Y no lo denunciaste? - soltó Aroa con rabia.

De nada hubiera servido. Era el hijo de una familia rica. Tenía amistades importantes en todos lados. Mi hermano quiso hacerme justicia, no era capaz de dejar las cosas así y se enfrentó a él. Acabaron malheridos, pero solo consiguió que la gente empezara a tratarnos con desdén, hasta que la vida allí se nos hizo insoportable. Así que tomamos la decisión de huir y empezar de cero - colocó sus manos sobre su abdomen, centrando su atención en controlar la respiración, y poco a poco se fue relajando.

Gracias por contármelo. Sé que no ha sido fácil. Ahora entiendo por qué has actuado así. El destino te ha puesto en mi camino por algún motivo, y quizás ese motivo sea ayudarnos mutuamente -

Y aquel fatídico suceso, terminó convirtiéndose en el inicio de una nueva vida para ambas. Porque Aroa también traía un pasado difícil del que le había costado desprenderse, y si estaba en su mano, haría todo lo posible para que Camino viera la luz de nuevo.

MAITINO: UN AMOR MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.-Onde histórias criam vida. Descubra agora