ღ Capítulo 19 ღ

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—Vik... ¿Te molesta si continúo el trayecto transformado en lobo? — murmuró inseguro, aún estando entre sus brazos, —no me siento de ánimo para hablar, pero quiero seguir acompañándote mientras tomas esas fotos—

La pequeña sonrisa que se formó en los labios del peligris logró tranquilizarle al respecto —Por supuesto, no hay problema en ello— dejando un último beso en la frente del moreno entonces, retomaron el rumbo. Viktor caminaba adelante con la cámara en sus manos, ubicándose estratégicamente entre la frondosa vegetación para capturar en imagen las hermosas escenas que frente a sus ojos tomaban lugar.

Diversos animales fueron capturados en fotografía junto a impresionantes paisajes que jamás había tenido antes la oportunidad de ver. A la distancia le seguía aquel lobo de rojizo pelaje, cuidando de él mientras le daba su espacio.

Horacio volvía a sentir la comodidad de verle revolotear por aquel bosque sin dañar nada ni a nadie, siendo siempre cuidadoso. Incluso recostado a varios metros de distancia podía distinguir el brillo en sus grisáceos ojos. A medida que se iban moviendo en dirección a la montaña que pretendían subir, Volkov comenzaba a sentir la confianza de soltar pequeñas frases incluso si el contrario no podía responder.

Caminaban juntos mientras el ruso se abría a Horacio contándole de a poco algunas cosas de su pasado, mientras los atentos ojos bicolores le observaban atentos a cada palabra. Hacía mucho que Viktor no se sentía escuchado. Fue entonces que el arquero comprendió que pese a haber vivido de formas tan distintas a lo largo de sus vidas, ambos habían sufrido enormes pérdidas. Pudo sentir mediante su voz lo mucho que Volkov extrañaba a su familia, sabiendo que jamás les volvería a ver, y que curiosamente también vivía con la culpa de no haberles podido salvar, aunque en su caso por falta de dinero. Una serie de incontrolables sucesos fueron acabando con la vida de sus seres amados, obligándole a dejar la granja en la que vivía y comenzar a trabajar y estudiar para continuar, fingiendo que todo estaba siempre en orden.

Apenas llegaron a la cima de la montaña, Horacio volvió a su forma humana, viendo en silencio al peligris aprovechando las vistas para tomar más fotografías.

Un audible suspiro fue soltado por él, llamando la atención de Volkov.

—¿Qué estás pensando?— inquirió el peligris sentándose a su lado, viendo como el sol se preparaba para ocultarse tras las montañas.

—Sé sincero... ¿Tú crees que es contradictorio temerle a la soledad, y al mismo tiempo desear ser libre?— Ante aquella pregunta los ojos del peligris se posaron sobre los de Horacio, ladeando la cabeza mientras analizaba su pregunta.

—mhmm...no lo había pensado en realidad, pero me atrevo a decir que no. — Su ceño se frunció, tratando de encontrar las palabras correctas para aclarar su punto al moreno, continuando entonces,

—Es decir, que disfrutes de la compañía de alguien no quiere decir que le pertenezcas a esa persona, ante todo eres un individuo que posee libertad—

—Pero...si disfrutas de la compañía de alguien que te hace olvidar tu soledad, ¿No vas a querer tenerle siempre? ¿Eso no robaría la autonomía del otro?— seguía Horacio dando vueltas a su duda.

Con una suave sonrisa replicó Viktor —Cuando te deleitas en la compañía de un otro, escoges voluntariamente compartir tu tiempo con esa persona, y eliges usar tu libertad para hacerlo, en ello radica el encanto de esto—

Observó las facciones del arquero relajarse ante sus palabras, analizando aún la idea en silencio.

—¿A qué le temes más, Horacio... ¿A no ser libre o al aislamiento?— pronunció Volkov con voz suave, intentando comprender sus inquietudes.

—Es justamente eso lo que deseo averiguar — suspiró —Siempre viví aterrado de perder estas cosas que, pensándolo bien, quizá jamás llegué a tener en realidad— pasó su mano por el rostro, cambiando de tema.

—En fin... ¿Podrías hacer una vez más eso de armar y desarmar mi trenza? Por favor, era muy relajante— pidió casi haciendo pucheros, murmurando algo avergonzado —prometo controlar lo de mis orejas y eso...— Dijo en voz baja.

Riendo, Volkov accedió de inmediato, ubicándose detrás de él mientras sus dedos recorrían con suavidad las rojizas hebras de su larga cresta. Frente a ellos, el sol se ocultaba lentamente, dejando plasmado en el cielo un cúmulo de rosados y anaranjados colores.

🐺🏹• Cuídame  • Volkacio AU [Terminada]Where stories live. Discover now