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—Ni tanto —resopló—. Cuando fui devuelta a mi país, me quedé como por nueve años ahí, le había prometido a ChenLe que volvería. Me enviaba mensajes diciendo que me odiaba por no regresar con él a Corea cuando claramente estoy aquí —se señaló sacando una mano del bolsillo para volver a guardarla.

—¿Sigue enviándote mensajes?

—Lo peor es que sí. Algo malo ocurrió, ¿Sabes? —su semblante se volvió serio y afligido—. Pasó que no me reconoció. Me merezco su odio por no hablarle en tanto tiempo pero me da pena que me vea así, lo he dicho, soy horrible, mi cara es horrible, todo yo soy horrible y lo que menos quiero es decepcionarlo. Más cuando con el tiempo entendí que en realidad me gusta, estoy seguro de que me rechazará.

—No creo que seas horrible, Mark.

—Lo dices para consolarme, no es necesario.

—Lo digo en serio, tal vez tú único defecto sea no saber cuidarte estéticamente.

—¿Qué?

—Sí, solo mírate.

—Sé que soy feo, no hace falta que me lo recalques.

—No, no es eso. Estás peinado como abuelito —le señaló el cabello—. Te vistes horrible —señaló todo su cuerpo—. Aún estás usando esos brackets cuando bien podrías usar los retenedores, ¿Desde cuándo los usas? —señaló sus brackets—. Usas igual esos lentes de viejito cuando podrías usar algo mejor, algo actual —señaló los lentes—. Y si hablamos de tu cara...

shut up!    [renmin]Where stories live. Discover now