Día 128.

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Estuvimos varios minutos mirándonos en silencio, intercambiábamos sonrisas, miradas llenas de amor... Éramos unos tortolitos oficialmente.

Después de estar así nos recostamos en la cama ya que era muy temprano, el servicio a la habitación vendría a las diez y eran casi las siete. Nos tapamos y Jimin me abrazó mientras yo apoyaba mi cabeza en su pecho, nos quedamos mirando el amanecer, la brisa entraba por los enormes ventanales del balcón que estaban abiertos y las cortinas blancas bailaban lentamente. No podía estar mejor, realmente no.

Jm: ¿Aún extrañas a nuestros bebés?

__: Mucho, pero se me pasó un poquito...

Jm: Bien, porque quiero pasar este tiempo contigo, solo contigo.

__: No voy a irme a ningún lado.

Levanté mi cabeza para mirarlo y allí hicimos que nuestros labios se juntaran, inconscientemente Jimin hizo que me sentara en su regazo y allí me separé suavemente de su boca.

__: Jimin... Ya lo hicimos anoche.

Jm: Pero quiero más, es imposible no querer más contigo.

__: ¿Me estás diciendo que no puedo satisfacerte completamente?

Jm: Ay no...

Aquel puso su mano en su cara y yo lo miré con una de mis cejas levantada, Jimin sabía de mi carácter con cualquier cosa que dijera erróneamente, pero también sabía que bromeaba con aquello.

Jm: Sabes que no quise decir eso.

__: ¿Qué quisiste decir entonces?

Jm: Que quiero siempre de ti, cada vez más, no puedo evitarlo.

__: Eres un sexópata.

Jm: Sisoy, así me quieres amor.

Reí levemente y este me abrazó para luego besar mi cuello.

__: No lo hagamos ahora... Tengo una sorpresa para esta noche cuando la fiesta termine.

Jm: Pero...

__: Esta noche, sino lo haremos mañana porque de seguro estaremos cansados.

Jm: No amor, jamás estoy cansado si es para ti.

__: Lo sé, pero creo que será mejor mañana porque terminaremos en la mañana y solo voy a querer dormir con mis bebés por última vez.

Jm: ¿Me darás la sorpresa en la luna de miel?

__: Quizás sea lo mejor.

Jm: Ya no aguantó más.

Al escucharlo sonreí y nos besamos, me acosté nuevamente a su lado y nos quedamos así hasta que se hicieron las siete y tocaron la puerta.

__: Iré yo.

Jm: ¿Qué? Ni lo pienses, estas solo con mi camisa puesta, no quiero que nadie que no sea yo te vea así.

__: Pero tú estás en bóxer, es injusto.

Jm: Me pondré una bata e iré, quédate aquí.

Al escucharlo bufé y este dejó un beso en mis labios.

Jm: Por cierto... Mi camisa se te ve hermosa, quiero que todos los días uses mi ropa.

Me sonrojé levemente para luego golpear su pecho suavemente, este se levantó de la cama riendo para luego tomar una bata e ir hacia la puerta. Allí recibió la mesa con ruedas que traía nuestro desayuno y la trajo hasta la habitación, me levanté también y fui hacia una mesa con dos sillas que estaba en el balcón, tomamos asiento ambos y comenzamos a desayunar mientras charlábamos de lo nerviosos que estábamos... Aún no nos casábamos y Jimin ya estaba emocionado hablándome de lo bien que estaba quedando nuestro nuevo hogar, aquella casa de sus abuelos, el señor Park nos las había obsequiado y Jimin quiso mejorarla, hacerle algunos cambios para que sea mas moderna y ambos nos sintiéramos cómodos al igual que los niños.

Mientras charlábamos miré la mesa y abrí mis ojos al ver la cantidad de comida... Dios, soy una estúpida.

__: Jimin, voy a matarte...

Jm: ¿Ahora que hice?

__: Mira todo lo que has pedido.

Jm: ¿Que tiene de malo?

__: No me entrará el vestido si sigo comiendo.

Jm: ¿Y eso es mi culpa? Es culpa de tu boca amor, no mía.

__: Juro que te mataré.

Jm: Fue una bromita, no te enojes.

Este rió y yo bufé mientras me cruzaba de brazos.

Jm: Estas delgada, el vestido va a entrarte igual y si no usarás un traje... No me importa el vestido, quiero que te alimentes bien.

__: Pero amor...

Jm: Pero nada, desayunaremos bien ambos y tendremos la panza llena y el corazón contento, es lo único que importa.

__: Lo dices porque tienes un gran cuerpo y te entrenas todo los días... Yo solo como y duermo las veces que puedo y los niños me dejan.

Jm: Cariño, estas bien tal cómo estás, estás preciosa.

Me extendió su mano mientras con la otra palmeaba su muslo, yo hice un puchero y tomé su mano para luego sentarme en su regazo mientras lo miraba. Este sonrió al ver mis labios abultados y los besó suavemente... Su sabor era rico, frambuesa, le había dado una mordida a una tostada con queso y mermelada... Delicioso.

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𝐋𝐀 𝐍𝐈𝐍̃𝐄𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐌𝐈 𝐇𝐈𝐉𝐀. | 𝐉𝐌 𝐘 𝐓𝐔.| •𝐓𝟐•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora