Capítulo 10.

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Pov Normal

Horacio tenía mucho que pensar, definitivamente las cosas habían cambiado dentro suyo tras la confesión de Víktor y aquel relato que ahora sabía.

Observó su alhajero en la mañana del día siguiente, recordó por un momento su anillo de Francia que ahora pertenecía a su esposo y que este utilizaba desde que se lo había dado. Aunque él no lo recordara.
¿Sería muy cursi pedirle que compre uno para él? Ya estaban casados así que tal vez eso no tendría mucho sentido.

"Qué tonto soy, si él ya me dió uno mejor..."

Horacio tomó con cuidado aquel anillo de casamiento de oro, lo observó un momento dudoso si ponérselo. No lo había utilizado ni una vez desde que se habían casado, pero tal vez ahora podría ser buen momento para comenzar a usarlo.

"El la cafetería lo guardaré en mi taquilla antes de cocinar y listo"

Pensó por unos momentos, ya que no podría estar preparando los postres con un anillo en sus manos.
Así que dejó de dudar y se colocó aquel aro color dorado en el dedo anular de su mano izquierda.

"Y a la mierda".

.

Volkov se llevó una sorpresa cuando la puerta de su oficina en la empresa se abrió sin nadie avisar antes, y el moreno se adentró a la habitación con lentitud y algo de duda.

— Ho-hola — saludó el de cresta enseguida, con dos bolsas en sus manos.

Víktor lo miró sorprendido desde su escritorio sin moverse y lentamente fue marcando una amplia sonrisa en su rostro anonadado.

— Hola, amor — devolvió el saludo, sus ojos parecían brillar por ver a su esposo visitarlo en su trabajo — ¿Qué haces aquí? —

— Un empleado tuyo me dejó pasar — contestó algo burlón, recordando y repitiendo las mismas palabras que el ruso le había dicho al entrar a su cocina la última vez — Me sonrió, tal vez deberías despedirlo —

— Vale, ahora mismo — Volkov llevó la mano al teléfono que posaba en su escritorio y levantó el tubo enseguida, pero fue detenido por el menor.

— ¡No! ¡Qué haces! — exclamó Horacio, para luego ver a su esposo dejar el teléfono donde estaba y mirarle con una sonrisa maliciosa.

— Vale, vale — Víktor le quedó observando con atención, notando el sonrojo en el rostro ajeno rápidamente — Entonces, ¿Qué te trae por aquí? —

— Me tomé unos minutos del trabajo para traerles unos postres y café... — Horacio murmuró por lo bajo y colocó las bolsas sobre el escritorio del mayor — Y también quería preguntarte sobre una cosa —

— ... — el ruso soltó una pequeña risa, tal vez demasiado contento con el detalle de su esposo, lo que denotó en la amplitud de su sonrisa — Dime —

— Bueno... sobre el piano que hay en casa, ¿Dónde lo compraste? — preguntó el menor, logrando que el contrario marcara un ceño fruncido por la duda que le generó el hecho de que ésa fuera su pregunta. Así que se explicó mejor — Estuve pensando en poner uno en la cafetería y que se toque música en vivo, ¿No sería asombroso? —

— Bueno... — Víktor comprendió entonces al adverso y admiró aquellos ojos emocionados que brillaban por su propia idea — ... ese piano lo traje directamente desde Rusia, así que no encontrarás uno igual por aquí —

— Mmm... — Horacio tomó asiento en una silla frente al escritorio del ruso y se mostró pensativo — ¿Y dónde crees que pueda comprar uno que quede acorde al lugar? Ya tengo un lugar perfecto dónde ponerlo —

•Marriage• [°Volkacio°]Where stories live. Discover now