Capítulo 21.

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Pov Normal

Horacio se encontraba sentado frente a su tocador, con suma concentración paseaba el secador de pelo cerca de sus mojados cabellos, hasta que estos ya estuvieron libres de humedad.

Volkov estaba sentado en el suelo a su lado, se abrazaba a una de las piernas del moreno y tenía la cabeza apoyada sobre su muslo. De vez en cuando levantaba la cabeza para mirarle y luego se volvía a acomodar.

— ¿Vas a decirme de una vez? — preguntó Horacio, que notaba a Víktor más mañoso de lo normal.

— Vas a... — el ruso dejó un pequeño beso sobre la piel morena del adverso allí en su muslo, para luego buscar su mirada — ¿Dormir conmigo hoy? —

El menor cruzó con aquellos irises grises del mayor y casi se le escapa una risa. Es que la situación le parecía irreal; aunque todo con Volkov lo era.

— ¿No dormimos juntos ayer? — preguntó en de cresta, sin apartar sus ojos.

— No lo recuerdo, tengo mala memoria — respondió Volkov, prosiguiendo a arrodillarse para tener mejor soporte y sin dejar de mirar al adverso — ¿Entonces? —

— Vale — asintió Horacio, rendido ante la dulzura que emanaba su esposo cuando se lo proponía.

.

Al momento en que Horacio se acomodó en la cama junto a Víktor, el mayor lo sujetó con firmeza y lo atrajo hacia él, dejándole encima suyo.
El moreno soltó una pequeña queja pero se dejó hacer, acomodándose sin más sobre el ruso.

— ¿No dijiste que querías dormir? — preguntó el menor, buscando la mirada ajena con una ceja enarcada.

— Sí... Sólo quiero algo de mimos — contestó Víktor, mostrándole una pequeña sonrisa.

— Ya... — Horacio dirigió una mano hasta los grisáceos cabellos de su esposo, comenzando a acariciarle con lentitud — Víktor... —

— Dime — el mayor paseaba sus manos suavemente por la espalda del contrario.

— Lo siento por... ir a tu trabajo hoy — masculló bajando un poco la voz — Yo... me desesperé, disculpa —

— Para nada, amor — Volkov negó suavemente con la cabeza, sin perder de vista aquellos bicolores que le encantaban — Yo... sólo quiero verte bien —

— Estoy bien — el de cresta le sonrió por aquellas palabras.

— Sabes que haría cualquier cosa por ti, ¿No? — el ruso le mantenía la mirada.

— Y-ya... — balbuceó el menor, poniéndose algo nervioso.

—¿Puedo ponerme caprichoso...? — cuestionó Volkov sintiendo el tacto ajeno descender de sus cabellos hacia su rostro y posarse en su mejilla.

— A ver — Horacio le observó con mayor atención.

— Quiero un beso tuyo... — pidió, expectante.

El menor sonrió un poco; que Volkov le besara era siempre, pero que él comenzara el beso era otra cosa dado que lo había hecho muy pocas veces.
Aún así, en aquel ambiente tan sereno que se había formado y con el semblante tan sincero de su esposo, accedió sin problema.

Horacio acercó su rostro al ajeno y juntó sus labios en un suave y lento beso, que no tardó en culminar volviendo a tomar un poco de distancia.

— ¿Algo más? — preguntó con un suave rubor en sus mejillas.

— Joder... — el ruso le miraba embelesado, aún sin creer la cantidad de sensaciones que desataba en su interior un solo beso de su esposo.

— Vik, ¿estás bien? — el moreno le miró con algo de preocupación cuando notó los ojos del adverso cristalizarse un poco.

•Marriage• [°Volkacio°]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu