Día 263.

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Por extraño que fuera, Rosé cayó en una rutina cuando salió del hospital. Siguió trabajando, hizo planes, se encontró agotada al final de cada día, pero a pesar de todo, estaba fuera de las cuatro paredes del hospital y eso era todo lo que necesitaba para sentirse viva. Eso y que tenía a una doctora que le hacia visitas a domicilio.
                     
"Me gusta cuando revisas mis signos vitales" murmuró Rosé, estirando el cuello para alcanzar más de Jennie. "Me gustas con tus scrubs, pero estos vaqueros... A+."
                     
Todo lo que la doctora pudo hacer fue reírse cuando las manos de Rosé se deslizaron alrededor de ella y le agarraron los pantalones vaqueros después de que sus manos se deslizaran por sus muslos. Al demonio con lo de paciente, no quería más que ir al dormitorio. Diablos, ella no necesitaba el dormitorio, allí mismo en el sofá sería perfecto. Pero Rosé tenía reglas, quería hacerlo correctamente, sin cables ni cajas ni baterías.
                     
"¿Por qué eres tan buena en esto?" Jennie gimió en queja, dejando que su frente cayera hacía adelante en su propia frustración.
                     
Afuera, la lluvia golpeaba las largas ventanas y puertas de cristal al lado de la casa que daba a la bahía. La vista era gris y nublada a pesar del hecho de que era sólo la tarde. Era una tarde destinada a nunca salir de la cama. Era una tarde para ese tipo de actividades que ya no podía ignorar. Era una tarde para recostarse con su paciente y disfrutar con ella hasta que ambos corazones explotaran.
                     
"¿En qué?"
                     
"Haciendo eso..."
                     
La risa comenzó en su vientre y escapó por su garganta, moviéndose lentamente mientras las palabras se hundían, haciendo que Rosé sacudiera la cabeza. Jennie soltó algo así como un resoplido.
                     
"Lo digo en serio. Me siento como una maldita estudiante de escuela secundaria molestándote como si no supiera lo que estoy haciendo."
                     
"Oh, créeme. Estoy segura de que sabes lo que estás haciendo."
                     
"Eres tan buena. ¿Cómo? ¿Cuánta práctica recibiste de otros doctores?"
                     
"Ninguna. Odio a los doctores ", sonrió mientras Jennie se sentaba de nuevo. "Simplemente me gusta este...", quitó la camisa de la doctora, "lugar", susurró mientras sus labios encontraron esa sección de piel en el cuello de Jennie que hizo que sus ojos retrocedieran y las caderas se moviera. Rosé sonrió victoriosa cuando obtuvo ese resultado.
                     
"Estoy ansiosa porque consigas un nuevo corazón," Jennie suspiró.
                     
"¿Crees que mi seguro firmaría sobre el sexo como terapia física?"
                     
"Dios, espero que sí."
                     
Con una respiración profunda y resignada, la doctora se sentó sobre el regazo de la economista y le sonrió, empujando un poco de pelo detrás de la oreja. Hizo lo que siempre se encontraba haciendo en momentos de preocupación y demasiados pensamientos, quitó los anteojos de Rosé y los limpió por ella con el borde de su camisa antes de colocárselos de nuevo y besar su frente.
                     
"Tienes que ir a trabajar", recordó Rosé.
                     
"Lo sé. Sé buena esta noche."
                     
"¿Vas a estar bien?"
                     
"Mi novia es la castidad más ardiente que pretende ser la paciente que espera por un corazón", Jennie se encogió de hombros y sonrió, despreocupada. "La cual disfruta haciéndome debilitar las rodillas como si fuese un deporte. Sobreviviré."
                     
"¿Novia?" Rosé tragó saliva y observó a Jennie hacer una pausa mientras ella cogía su bolsa por la puerta.
                     
"Ya sabes. O lo que sea."
                     
"Me gusta."
                     
"Para alguien tan inteligente, eres muy tonta", la doctora rodó los ojos y regresó a la sala de estar. "Tu Novia. No me tienes en tu regazo y medio desnuda en tu cama de hospital por algo menos que eso."
                     
"Hey, estoy bien con eso. Significa que puedo agarrarte el trasero cuando quiera."

                     
"Sí, porque eso es lo que te ha detenido durante los últimos meses."
                     
"Exacto. Ten un buen día en el trabajo."
                     
"Acuéstate. Traeré el desayuno por la mañana."
                     
"Soy tu novia por doce segundos y ya me estás dando órdenes."
                     
"Oh, cariño, te he mandado antes de eso" aseguró Jennie, besando a Rosé una vez más antes de regresar a su trabajo. "Ahora es sólo oficial."
                     
Mientras la puerta se cerraba detrás de Jennie, Rosé permaneció en el sofá sonriendo para sí misma antes de exhalar y dejando caer la cabeza hacia el borde del sofá con una mirada de pura paz y victoria mientras cerraba los ojos y levantaba las manos por encima de su cabeza como si fuera la campeona de peso pesado del mundo y todo el estadio estuviera gritando su nombre.

heart [chaennie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora