CAPITULO VIII

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Eran las 2 de la mañana, Eren sabía que aquella fiesta no iba a terminar hasta el amanecer.
Tomó la mano de Armin el cual bailaba animadamente con Connie, Sasha y Niccolo.
Le atrajo a él para poder hablarle.

—Armin creo que ya deberíamos irnos, es muy tarde.

El contrario se quedó asimilando un poco hasta que asintió sin ninguna queja. Se despidió de aquellos con los que bailaba y le hizo una seña a Marco para que tuviese en cuenta que ya se iba a ir. Aquel solo logró asentir y sonreír aliviado de que el castaño iría con él.

Caminaron hasta afuera de la casa con dificultad pues aún había mucha gente, Armin se sostuvo del brazo de Eren para no perderse y cuando finalmente salieron lo soltó.

—Es muy tarde y ¿aún sigue la gente aquí?

Asintió el castaño mientras caminaba hacia el coche.

—Si, estas fiestas no se acaban hasta el día siguiente.

Armin se sorprendió puesto que nunca había ido a ninguna y menos a quedarse tan tarde.

—¿De verdad? Algún día quiero hacerlo.

Sonrió al escuchar a Armin emocionado, se metió al coche y de igual manera su contrario, para después arrancar.

—Bueno, pues definitivamente lo haremos, eso sí tu abuelo te deja.

Asintió sonriendo y después se dejó caer en el asiento.

—Eren, déjame quedarme en tu casa.

—¿Estás seguro?

—Si, no quiero que mi abuelo me vea así.

El castaño asintió y comenzó a manejar hacia su casa.
El transcurso del camino no mencionaron nada, Armin se encontraba con los ojos cerrados mientras escuchaba la música de la radio, Eren no pudo evitar sonreír al recordar que tan bien se la pasaba con él, se sentía como un niño otra vez.

Finalmente habían llegado a la casa, Armin se encontraba dormido, le lamento mucho haberle despertado pues se veía tan calmado.
Aquel se despertó rápido y siguió a Eren hasta lo que era su habitación, nuevamente estaba en su pequeña alcoba. Sin ninguna vergüenza se dejó caer en la cama y sonrió ligeramente.

—Gracias por invitarme a la fiesta, realmente me divertí mucho.

Aquel castaño le sonrió y le quito los zapatos al rubio, de igual manera hizo lo mismo con los suyos y se dejó caer también en la cama.

—Bueno, pues de ahora en adelante tu serás mi acompañante.

—Me parece perfecto.

Recordó que traía sus lentillas y de inmediato se sentó en la cama para quitárselas con precaución, se despojó rápido de ellas y las guardó en el pequeño frasco donde estas venían.

—¿Puedes ver mucho sin ellas?

—Hmmm...—Se volvió a recostar.—De cerca puedo ver con claridad.

—Me gusta como te ves con ambas cosas.

Armin no pudo evitar sonrojarse y gritar por dentro de la emoción.

—Ahmm...gracias, Eren.

Un silencio inundó la habitación, habían quedado completamente dormidos, estaban exhaustos por todo aquello.

Al día siguiente Eren se había levantado más temprano que el rubio, se encontraba dándose una ducha pues el día anterior no lo había hecho, estaba demasiado cansado para hacerlo.

El último semestre.Where stories live. Discover now