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El olor del mar inundaba la nariz de un joven de cabello castaño y tez clara, este olor le traía recuerdos de sus muchas aventuras cuando niño. Habían pasado casi 3 años desde la última vez que había regresado y ahora que había preaprobado la solicitud para una beca completa en la universidad, podría relajarse en su último verano.

La escuela le había enseñado tantas cosas y estaba planeando estudiar astronomía.

Extrañaba mucho a Alberto, ya no le bastaba con solo leer sus cartas o escuchar su voz por teléfono, necesitaba volver a ver a su amigo.

El pitido del tren hizo que su amiga Giulia se removiera entre sus sueños, el viaje era de casi medio día, era normal que se cansara, sobretodo al haber estado despierta casi toda la noche anterior debido a la emoción de poder estar los 3 amigos juntos nuevamente.

Ella seguía sin cambiar; a Luca le sorprendía como alguien que a veces podía ser tan inocente como él, se revelaba ante las injusticias y dominios malvados provocados en su entorno, más comúnmente causados por los bullys que molestaban a Luca. Uno en particular.

Luigui, el mayor abusivo de toda la escuela, se creía superior porque su padre era un empresario importante a nivel internacional y solía sobornar a sus complices abusadores con dinero, para que así siempre estuvieran de su lado. Siempre decía que estaba en una escuela promedio porque su padre quería que la clase baja viera por lo menos una vez en la vida a alguien importante. La verdad, era que había sido llevado a esa escuela porque su padre no quería que su hijo prepotente y sin cerebro, lo avergonzara frente a los hijos de los demás empresarios, muchos de ellos, socios comerciales.

La beca le había sentado de maravilla, ahora no solo podía volver a ver a Alberto y descansar todo el verano, si no que también podría dejar de ver a Luigi ese verano, después de todo, la cafetería en la que trabajaba era una que Luigi siempre visitaba. El trabajo y el trato de los niños ricos era difícil, pero la paga era muy generosa.

Un nuevo pitido hizo que Giulia brincara en su asiento y se despertara con un grito.

- ¡No! ¡Le prometo que estudiaré más señorita Vernier!

Luca empezó a reír al instante, haciendo que su amiga se percatara de la situación, dándole un pequeño golpe en el brazo.

- ¿Ya llegamos? - Pregunto ella.
- Ya casi, acabamos de pasar la montaña así que debemos estar llegando en 20 minutos más.
- ¡Estupendo! ¡Me he despertado justo a tiempo!

Luca se levantó de su asiento mientras Giulia se terminaba de despertar, iría al baño antes de llegar, no quería que su vejiga se convirtiera en una prioridad cuando se bajara del tren.

El baño de la clase turista se encontraba ocupado, pero el auxiliar le dijo que podía ir al baño del otro vagón. Ese baño pertenecía a la clase ejecutiva, pero ya que estaban por llegar no debía haber problema alguno.

Después de tachar se su lista de prioridades a su vejiga, Luca abrió la puerta del cubículo y grande fue su sorpresa al notar como unos ojos verdes lo miraban con furia.

- ¿Qué haces aquí, chico pez?

Era Luigui, su mayor abusivo se encontraba en el tren.

- ¿L-luigui? Y-yo solo vine al b-b-baño - Respondió Luca tartamudeando.

- Este baño es para la clase ejecutiva, no deberías estar aquí.

Luigui se acercó a Luca tomándole de la camisa y levantándolo del suelo.

- El auxiliar me dejó pasar, el de clase turista estaba ocupado - Le respondió Luca cubriendo su rostro con sus manos, listo para prevenir un golpe en la cara.

- ¿Me estás siguiendo, chico pez? Creí que trabajabas en la cafetería cada verano.

- ¡Déjalo en paz!

La voz de Giulia interrumpió la conversación.

- Vaya vaya vaya - Repitió Luigui soltando a Luca, provocando que esté cayera al suelo y se levantara corriendo para ponerse detrás de Giulia - Así que la tonta y el chico pez están de vacaciones... ¿Juntos?

- No te concierne lo que hagamos, pero para tu información, Luca y yo tenemos familia en Portorosso.

Luigui soltó un bufido, pero su mirada seguía pendiente de Luca.

- ¿Qué crees que estás haciendo? El tren está por detenerse.

Una joven delgada y rubia con ojos verdes y unas enormes gafas sobre su cabeza, se acercó al grupo de jóvenes, era muy hermosa, se parecía a Luigui, salvo que ella se veía dos o tres años mayor que él.

- ¿Son tus amigos?

- Está clase de gente nunca podrían ser mis amigos - Un golpe en la cabeza fue lo primero que recibió de la chica.

- A ver mocoso, más vale que aprendas a comportarte, por tu culpa estoy metida en este vagón de tren cuando debería estar yendo a París con Eduardo - La mirada amenazante de ella era mucho peor que la de Luigui - Ahora, regresa a tu asiento si no quieres que te consiga el trabajo más repulsivo de todo el pueblo.

Luigui se retiró, dándole una última mirada indignada a Giulia y a Luca.

- Señorita - Habló Giulia - En nombre de mi amigo Luca Paguro y yo, Giulia Marcovaldo, le doy las gracias por poner en su lugar a Luigui.

- No es nada, comprendo que mi hermano puede llegar a ser una verdadera patada en el trasero.

- ¡¿Hermano!? - Gritaron Giulia y Luca al unísono.

- Si, soy su hermana mayor, me llamo Stella Colombo.

Giulia y Stella siguieron hablando, pero el auxiliar les pidió regresar a sus asientos pues el tren estaba por detenerse. Ambas mujeres intercambiaron sus números de teléfono y se despidieron. Al parecer a Giulia le había agradado Stella por el buen golpe que le había dado a Luigui.

El tren acababa de detenerse y Giulia fue la primera en bajar de un brinco. Su padre, el señor Massimo, la recibió con "los brazos abiertos" mientras la levantaba del suelo y le daba varias vueltas en el aire.

Luca, por lo mientras, terminaba de bajar del tren con su pesada maleta, después de 3 años de no ver a su familia, debía llevarles muchos regalos.

- ¡Luca! - La voz de su madre le habló y él salió corriendo hacia sus brazos - Que guapo te has puesto, me alegra ver qué estás bien - Le dijo rodeándolo con sus brazos - ¡¿Cómo se te ocurre no venir en casi 3 años!? Estaba muy preocupada y ansiosa.

Le regañó al final mientras lo zarandeaba aún en un abrazo.

Su padre se acercó para poder liberar a Luca del abrazo. Y después de varias lágrimas de alegría y un pequeño sermón, regresaron con Giulia y su padre.

- ¿Dónde está Alberto?

Estaba feliz de estar con su familia, pero moría de ganas de ver a Alberto.

- Está trabajando, quería dejar todo listo antes de que llegaras para poder tomarse unos días de vacaciones, pero ser salvavidas no es fácil, el tiempo le ganó y no pudo venir hoy.

- ¿Por qué no van a saludarlo? - Habló la señora Paguro - Nosotros llevaremos el equipaje a casa del señor Massimo y así ustedes tres pueden reunirse, solo sean puntuales con la cena.

Giulia y Luca se miraron sonriendo y aceptaron la propuesta de sus padres.

A la distancia, un par de ojos verdes solo observaban como Luca y Giulia se iban corriendo tras darle un último abrazo a sus respectivos padres.

- Vámonos Luigui, si no estoy en París, por lo menos tendré un buen bronceado en la alberca de la mansión.

El nombrado, por fin separó sus ojos de aquellos amigos y se subió al auto que los llevaría a su nuevo hogar durante el resto del verano.

Juntos Otra Vez (LucaxAlberto)Where stories live. Discover now