5.

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Luca se había levantado muy temprano por la mañana ese día, las palabras de Luigui seguían dándole vueltas por su cerebro y eso generaba que al imaginarse a solas con Alberto sus nervios aumentaran.

¿A él le gustaba Alberto? No, bueno, si, le gustaba, era su mejor amigo, pero también le gustaba Giulia, aunque pensar en ella no lo hacía sentir ansioso. Era un gustar diferente, era un sentimiento diferente.

Luca había conocido a muchas chicas y chicos en la escuela, pero nunca se sintió realmente interesado de manera romántica por nadie.

Sin darse cuenta, ya se encontraba parado frente a la puerta de la casa de Giulia, quizás había llegado un poco temprano pues el pueblo apenas estaba empezando sus actividades y para ser un pueblo costero eso era muy temprano.

De la nada, la puerta de la casa se abrió y Alberto apareció frente a el. La sonrisa del moreno fue suficiente para que Luca sintiera un enjambre de mariposas en su estómago.

- ¡Luca! Llegaste temprano, vamos, tengo algo que mostrarte.

Alberto empezó a caminar seguido de Luca. La calle por la que transitaba estaba sola y no era común para él andar por ahí, pero sabía que con Alberto nada malo podría pasar.

- ¿Recuerdas aquella Vespa que ganamos?

- Como olvidarla, ¿qué pasó con ella?

- Traté de arreglarla, pero reconozco que las habilidades mecánicas son más tuyas que mías.

Tres calles más y Alberto se paró frente a un garage. Tocó de una forma que pareció un código y corrió hacia su amigo para cubrir sus ojos con sus manos mientras lo hacía caminar un poco más. Esperaron a que el ruido de la puerta del garage indicara que está estaba abierta para poder hablar nuevamente.

- Me costó mucho trabajo lograr lo que estás a punto de ver, pero creo que servirá para el día de hoy.

Alberto quitó sus manos y Luca casi suelta un grito de emoción al ver que la Vespa de su infancia se encontraba como nueva.

Como si fuera un niño, Luca se acercó emocionado.

- ¿La reparaste?

- Algo así, el hijo del mecánico y yo somos amigos, desde el último verano que nos vimos, le propuse tomar nuestra Vespa y hacerla su proyecto personal con mi propia financiación.

La pintura azul era reciente, los golpes y el óxido habían desaparecido y el asiento era suave y cómodo.

- ¡Es increíble!

- Gracias chico, aunque todavía no está lista para ir a rodar por el mundo.

Un chico castaño salió de debajo de una mesa cercana. Parecía tener la misma edad que Luca.

- Soy Gustavo - Se presentó mientras se limpiaba las manos con un trapo ya sucio - Por fuera luce bien, pero por dentro todavía no soporta muchos kilómetros antes de requerir otro mantenimiento. La pieza faltante debe llegar la próxima semana, con ella quizás la Vespa aguante hasta la capital.

- Amigo, te debo una.

El par de morenos hizo un saludo extraño y el de tez clara no pudo evitar verlos, un nudo se formó en su estómago. Quizás no debió haber desayunado ese pescado.

Después de 5 minutos de charla, Alberto sacó la Vespa y se despidió de su amigo con el mismo saludo.

Con un ademán, le indicó a Luca que se subiera en la parte de atrás.

Anduvieron por el pueblo y dieron una vuelta por el mismo antes de salir a la carretera fuera del lugar.

- ¿A dónde vamos?

Juntos Otra Vez (LucaxAlberto)Where stories live. Discover now