8.

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Alberto buscó a Luca con sus padres, pero al no estar ahí decidió ir a la isla.

Busco por todas partes, pero tampoco había rastro de él. Algo en su interior lo estaba molestando demasiado. Se sentó pensando en donde podría estar; tenía la esperanza de que al regresar, Giulia hubiera tenido más suerte. La camisa de Luca seguía ahí, a pesar del enojo que sentía, la conservó. Si, era cierto que seguía enojado, sentía que Luca no podía confiarle nada, pero quizás si no hubiera reaccionado como lo hizo, hubiera podido hablar con el. Recordar la mirada de miedo que Luca le mostró lo hacía querer golpearse a si mismo; ansiaba poder besar nuevamente esos dulces labios, abrazarlo y nunca volver a soltarlo.

Alberto regresó a Portorosso y se reunió con Giulia en la plaza del pueblo.

- ¿Lo encontraste? - Ambos chicos hicieron la misma pregunta apenas se encontraron, respondiendose al mismo tiempo.

- ¿Cómo es posible que no lo encontremos? No es como si Portorosso fuera tan grande.

- ... - Giulia no respondió, pero si se quedó pensando - Luca me matará cuando te cuente.

- ¿Giulia?

- Desde el último verano que Luca pasó aquí, ya tenía ciertos problemas con los bravucones en la escuela.

Alberto se sentó en la fuente con ella, quizás con la ayuda de ella podría entender la situación.

- Luca sigue siendo tan inocente y amable como cuando era niño y conforme íbamos creciendo los demás chicos vieron en el una forma de divertirse - Inhaló y exhaló con fuerza - Hubo una vez en la escuela, antes del verano, que los chicos empezaron a intimidar a Luca. Se burlaron de él por ser diferente y en realidad, creo que le tenían miedo por ser tan diferente. Ese día, Luca me había contado que unos chicos de otro grupo lo habían estado siguiendo todo el día y en un momento que nos separamos, lo atraparon y estaban a punto de golpearlo, pero yo llegué. Logré que lo soltaran y me involucre en una pelea con ellos, pero el director nos encontró y casi me suspenden a mí, pero Luca habló con él para explicarle lo que pasó en realidad.

          El director me soltó a mi y a los otros chicos los suspendió. Al día siguiente, ese grupo de chicos se reunió fuera de la escuela y nos siguieron, cuando estuvimos solos y lejos, nos acorralaron y nos golpearon por igual.

          Desde ese día, Luca ya no me contaba cuando lo molestaban, a mi y a nadie. Tiene miedo de que si involucra a los demás en sus problemas, salgan lastimados. Justo como me pasó a mi ese día.

Alberto no podía creer lo que escuchaba, pero al menos podía entender lo que pasaba por la cabeza de Luca. No es que no confiara en él, solo no quería que alguien intentara lastimar a sus amigos por venganza.

- Me hizo prometer que no te contaría nada, dijo que el te contaría todo. Pero poco después, Luca decidió que quería ir a la universidad y empezó a trabajar.

Por un minuto, entre ellos hubo un silencio espectral. Giulia se sentía mal por romper la promesa de Luca, pero sabía que era necesario para que Alberto y él se reconciliaran.

- Tengo que encontrarlo. Necesito disculparme por gritarle así.

La joven volteó a ver a su amigo y se sorprendió al ver las lágrimas de sus ojos, nunca lo había visto llorar.

- Vamos a encontrarlo, el también quiere hablar contigo.

Ella lo abrazo para consolarlo.

- Ey, chicos - Una voz femenina llamó su atención - Este pueblo es pequeño, es increíble que haya tardado en hallarlos. Giulia tienes que llevar contigo tu teléfono.

Era Stella.

- ¿Sabes algo de Luca? - Fue lo primero que pregunto Alberto.

- Creo que si, pero no creo que esté en algo bueno.

...

Del otro lado del pueblo, en una pequeña choza abandonada cerca de una playa escondida entre los arrecifes, se podían escuchar varias risas saliendo de está.

- ¡Toma otra foto, vamos! - Le insistía Ercole a Luigui, quien sostenía la cámara de su teléfono frente a un Luca con escamas.

- No sabía que los monstruos lucían así - Decía Luigui mientras observaba a Luca.

Lo habían atado a una silla y le estaban tomando fotos siendo un "monstruo marino". Otra risa burlona salió de los labios de Ercole mientras le lanzaba otro balde de agua a Luca.

Luca se había cansado de pelear y solo sollozaba mientras los chicos se burlaban. Con las fotos que estaba tomando Luigui, toda la escuela se alejaría de el, incluso sus pocos amigos, nadie querría estar con un monstruo marino.

No, eso no era cierto, tenía amigos que lo habían aceptado como era. Es más, todo Portorosso lo había aceptado y no solo a él.

- ¿Y qué planean hacer después? - Habló Luca, cansado de escuchar la risa de ambos - Si, soy un monstruo y pueden usar las fotos como quieran, se que siempre habrá gente que me acepte, pero ustedes son unos cobardes, son los únicos rechazados por el pueblo y no tienen otra opción más que estar juntos, necesitan dos de ustedes para molestarme y qué creen, ni siquiera lo hacen bien. Ahora, si ya terminaron de tomar las fotos, quisiera irme.

Luca los miró a los ojos y estaba seguro de que veía vergüenza en ellos.

Ercole se acercó a Luca y le soltó una bofetada en la cara.

- ¿Crees que solo quería fotos tuyas? Eso sería tonto - Ercole se alejó y buscó algo en unas cajas para regresar con el y tras secar un poco su cabeza para volverla humana, le puso unas orejas de perro y un collar de mascotas que había conseguido.

- ¿Ercole?

- Dame tu teléfono, Luigui.

Luigui hizo lo que Ercole le dijo y el último tomó el rostro de Luca avergonzado por los accesorios y lo colocó frente a la cámara.

- Escuché de tus planes para ir a la universidad, pero ahora responde esto - Ercole tomó la foto con un Luca aguantando las ganas de llorar - ¿Qué clase de universidad o trabajo aceptará a alguien que le gusta ser un perro?

Luca se movió tratando de quitarse las cosas que le habían puesto, pero con sus manos atadas era imposible.

Luigui, detrás de escena, los observaba con cuidado. El sabía de lo importante que era la escuela para el chico y aunque disfrutaba molestarlo, no quería arruinar su futuro.

- Oye Ercole, esa foto, creo que es un tanto...

- ¡Ah! ¿Ahora estás de su lado? - Le cuestionó Ercole de forma agresiva - Adelante, ayúdalo, pero cuando él delate lo que le hiciste, serás la vergüenza de tu familia.

Luigui se quedó callado.

- Eso creía, ahora vamos, tengo hambre.

- ¿Me van a dejar aquí?

- Por supuesto, después de todo tu solo eres el anzuelo.

Ercole y Luigui salieron, dejando a un Luca transformado en mitad pez y mitad humano con collar y orejas de perro.

Juntos Otra Vez (LucaxAlberto)Where stories live. Discover now