6.

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Alberto llevó a Luca por una zona poco transitada de la playa y se sumergieron en el mar. No importaba que la mochila se mojara, los sandwiches estaban bien protegidos en bolsas.

Aún en su forma original, el cuerpo de Alberto se marcaba y su velocidad y resistencia bajo el agua habían mejorado bastante. Luca apenas si podía seguirle el paso, además de que se distraía por ver a su amigo en esa forma. Sin duda alguna era guapo, se viera como se viera.

Nuevamente pensando de forma extraña sobre Alberto, Luca paró de nadar y zarandeo su cabeza. Alberto era su amigo, no podía seguir pensando así de él.

Alberto regreso con Luca al notar que había dejado de nadar. Su cuerpo había crecido, pero seguía siendo delgado y pequeño; apenas lo veía le daban ganas de abrazarlo y no soltarlo, pero tenía que estar tranquilo pues no quería asustarlo.

Los dos nadaron, saltaron en el agua y evitaron rocas. El plan era ir a la isla y pasar el resto de la tarde y de la noche ahí. Justo como cuando solo eran ellos dos.

Al llegar a la isla, Luca encontró que Alberto había acomodado y limpiado un poco el lugar. Era difícil mantenerlo en orden pues la estructura estaba destruida y a la intemperie, pero lucía realmente acogedor.

Alberto levantó unas mantas y descubrió un prototipo de Vespa hecha con chatarra.

- Mientras la Vespa real está en mantenimiento, estuve improvisando una para la isla.

Luca se acercó para verla, se notaba divertido con lo que su amigo había hecho, pero reconocía que no lo había hecho nada mal. Después de insistir por un tiempo, Luca terminó de arreglar el proyecto de Alberto para al menos poder dar un brinco en la colina de siempre.

- Espera - Luca detuvo a Alberto, cuando esté se sentó en la motoneta improvisada - ¿Puedo ser yo quien conduzca?

- ¿En serio? - Luca asintió y después de meditarlo por un par de segundos, Alberto aceptó - Luca Paguro, te relevo de tu puesto de copiloto, has sido oficialmente ascendido a piloto en prueba.

Los chicos rieron y cambiaron de lugar. Ahora que Luca estaba al frente, tenía una perspectiva diferente. La nueva vista lo hizo sentir miedo, pero este fue reemplazado por nerviosismo cuando sintió los brazos de Alberto rodeando su cintura.

- ¿Todo bien amigo?

- S-s-si, s-solo algo n-nervioso.

- Tu puedes, solo confía en ti - Alberto se abrazo más a él al pronunciar esas palabras - Silencio, Bruno

Tras escuchar a Alberto, Luca movió la motoneta y la gravedad hizo su trabajo.

- ¡Llévanos, gravedad!

Los dos gritaron mientras bajaban y salieron volando. Los dos jóvenes, riendo a carcajadas, cayeron al mar de golpe y se quedaron ahí hasta que la risa cesó.

Alberto se acercó a Luca y tomó su mano, los ojos de ambos se encontraron y una sonrisa surgió en el rostro de los dos. Sin darse cuenta, la distancia entre los jóvenes se redujo. El más alto quedó embelesado con las escamas de su compañero, hacía tanto que no veía ese color y esos ojos, llenos de amabilidad y con un brillo especial.

Con su mano libre, tomó el rostro de su compañero y lo acarició con suavidad ¿Cómo era posible que fuese tan suave aún bajo el agua?

Luca, por lo mientras, no podía pensar en nada que no fuera esa sonrisa encantadora que estaba viendo. Su estómago ya no sentía mariposas, ahora parecía que un banco de peces estaba nadando en su interior tratando de evitar ser comidos por un enorme tiburón, todo esto dentro de una pequeña pecera.

Juntos Otra Vez (LucaxAlberto)Where stories live. Discover now