46 - Encanto

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Sanem

Estoy temblando, apenas puedo creer que lo que he oído sea real, que realmente haya dicho que no puede haber nadie más para él y que me quiere para siempre. Salgo del baño público del bazar después de refrescarme e intentar recuperar el control de mis emociones. Vuelvo al plató donde sólo encuentro a Dilara esperándome, miro a mi alrededor - ¿Dónde está Hakan, no se suponía que íbamos a comer juntos para hablar de la campaña de Sharme? -
- Tuvo un compromiso repentino y dejó dicho que le llamaría por la noche para darle los detalles de la reunión de esta mañana. ¿Qué tal si los dos vamos a comer? -

-Por supuesto, vamos a...

El tiempo que paso con Dilara es siempre un tiempo fuera del tiempo, con ella puedo olvidarme de todo porque con su ironía, con sus ocurrencias que nunca son banales consigue que me relaje, que pierda la noción del tiempo y que olvide cualquier pensamiento negativo.

En un momento dado no puedo resistir mi curiosidad, quiero saber lo que piensa de lo que ha pasado justo antes con Can - Y, ¿cómo te va con el fotógrafo guapo? -Sacude la cabeza sonriendo -No va, digamos que terminó antes de empezar, me dijo que está muy enamorado de una mujer y que para él no puede haber nadie más -Se encoge de hombros -Qué puedo decir, me dio la impresión de que era sincero, parece realmente perdido por esta misteriosa mujer y no puedo evitar envidiarla-.

Me muevo incómoda en la silla, sí, quién sabe si realmente hay algo que envidiar después de todo lo que he pasado por su culpa... No sé qué pensar en este momento, necesito tiempo para reflexionar sobre las palabras que le he oído decir hace un momento, palabras que pueden significar todo o quizás nada como fue en el pasado.

Volvemos al plató poco después, Can ya está preparado con la cámara al cuello, se gira brevemente hacia mí antes de empezar con las tomas para dirigirme, una vez más, una de esas sonrisas suyas que pueden hacer temblar a cualquier representante del género femenino de 11 a 95 años.

Rápidamente miro hacia otro lado intentando no mostrar la confusión que reina en mi mente en este momento mientras el rodaje continúa a un ritmo rápido durante toda la tarde. En un momento dado, mientras las tomas se detienen a la espera de que los modelos se cambien de ropa, Can aparece de repente a mi lado, levanto una mirada interrogante hacia él para ser inmediatamente sorprendido por su inesperado gesto. Coge mi mano, se la lleva a los labios en un gesto galante y luego simplemente susurra - Gracias por existir Sanem Aydin, el mundo para mí sería baya, baya mucho, mucho más triste y gris sin ti, te lo puedo garantizar -.

Me sonríe una vez más con su sonrisa asesina y vuelve a su trabajo dejándome completamente desconcertado y desestabilizado, Alá Alá, este hombre me va a matar eso es seguro.

Llegamos a primera hora de la tarde, cuando se desmonta todo el decorado para volver a montarlo, durante la noche, en una calle del casco antiguo de Ankara donde tendrá lugar el rodaje previsto para mañana. Suspiro, esta semana parece cada vez más interminable, no puedo pensar que aún quedan cuatro días y entonces... entonces no quiero pensar en ese momento.

Todo está bien, mi trabajo ha terminado por hoy y me despido de los chicos de la cuadrilla para ir hacia la salida del bazar. Me subo al taxi perdido en mil pensamientos confusos que ni siquiera el largo viaje de vuelta a casa ayuda a aclarar, pienso en Can que abandonó el plató unas horas antes, saludándome desde la distancia. Quién sabe a dónde iba tan rápido me pregunto por un momento, por suerte le oí rechazar la oferta de Dilara, de lo contrario habría pensado que había corrido hacia ella.

Llego a casa y siento la necesidad urgente de una buena ducha y un paseo por la playa, sólo allí puedo volver a respirar con normalidad y, afortunadamente, esta tarde de principios de invierno es cálida y está iluminada por una enorme luna llena. Bajo el camino por el bosque sin ningún esfuerzo dada la luz que se filtra entre las ramas de los árboles, llego a la playa como siempre seguro de encontrar la paz y la oscuridad que siempre me acoge después de un largo día de trabajo.

El viaje del albatrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora