| 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐌𝐀𝐑𝐄𝐒

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In the night, i'm gonna stay with you,
i'm going to protect you, because i'm your angel.







Una vez más las noches se llenaban de desesperación. Se había vuelto algo común.

Escuchaste un grito desde la habitación de tamaki así que te paraste y corriste hasta su lugar, quedaba al lado de ti, así que no tenías problemas en llegar rápido.

Entraste a su habitación y notaste como se revolvía entre sus sábanas mientras gotas de sudor se colaban por su frente, su rostro expresaba dolor y las lágrimas que corrían por sus mejillas le daban un aspecto lamentable.

«Oh no, cariño», pensaste.

A paso rápido te subiste a la cama, lo tomaste de los hombros y lo moviste intentando que despertara.

- Tamaki, bebé, despierta, es una pesadilla. -soltaste, sin embargo, él no mostraba ninguna señal.

- Sh-shiro ¡Déjenla! - pronunció el peliazul con lágrimas apresuradas. Tu corazón crujió mientras te seguías esforzando en sacarlo de esa pesadilla.

Él tenía esas pesadillas desde el rescate de Eri donde casi mueres frente a sus ojos, no fue su culpa pero él decía no haberte protegido.

Tus huesos se habían roto y quedaste inconsciente en sus brazos, no podías recordar mucho, solo que intentaste intervenir en un ataque dirigido hacia él.

- ¡Tamaki! -exclamaste a punto de llorar. Te dolía verlo de esa manera.

Tan débil, expuesto, desanimado y desesperado.

Pudiste observar sus ojos llenos de temor buscando por toda la habitación hasta que te encontró y rodeó tu cuerpo entre sus brazos con fuerza.

Pudiste sentir su miedo de perderte.

-Aquí estoy, cariño, sigo aquí, solo son pesadillas ¿Sí? - susurraste mientras acariciabas su cabello con lentitud intentando darle calma.

-T-todo fue mi culpa, no puedo p-protegerte - sollozó.

Negaste rápidamente todo eso. Su presencia era suficiente para sentirte segura, darías la vida por él todas las veces que fueran posible.

- No hiciste nada malo. Deja de culparte, yo decidí interponerme. -lo alejaste por lo hombros para luego levantar su mentón, ambos orbes conectaron- No digas esas cosas, eres muy importante para mí, me lastima ver que te culpas de eso y pienso que fue mi culpa.

-No..no es as-

-Entonces deja de culparte...Te amo, Tamaki, daría mi vida por ti y sé que la darías por mí, esos hace el amor. - susurraste lo último mientras pegabas tu frente con la suya.

Levantaste tus pulgares hacia su rostro limpiando el rastro de lágrimas, aquellas habían cesado hace unos segundos.

-Te amo más. No quiero perderte, no sé que sería de mí si te v-vas yo n-no podría vivir- habló entrecortadamente mientras las gotas saladas amenazaban con salir nuevamente.

- Pienso lo mismo, cariño. Pero si me voy por cualquier razón, tienes que seguir viviendo ¿Sí? Eso me haría muy feliz.

Besaste sus labios suavemente saboreando el sabor salado de su temor.

Los dos se acostaron en su cama, abrazados, dándose besos de vez en cuando.

La luna era testigo del abrazo que sus corazones se estaban dando, de la conexión entre sus ojos y cómo parecían brillar más que el sol cuando se encontraban.

Las estrellas sentían envidia del brillo de sus almas al tocarse y del amor que compartían el uno con el otro.

Las cortinas eran testigo de cada palabra que se decían con completa dulzura y pureza, sintiendo celos por aquél fervor con el que se amaban.

Las sábanas podían relatar cada caricia que se daban por la noche, podían ver como sus almas se fusionaban en cada beso y podían sentir el latido de sus corazones amenazar con salir de su pecho.

La manera en la que ustedes se amaban era incomparable, tú eras el soporte y motivo de Tamaki. Y él era tu razón de vivir. Se ayudaban mutuamente, se complementaban como dos piezas de un rompecabezas perfectamente.

Las sonrisas que él te daba iluminaban tus mañanas, cuando se sonrojaba aceleraba tu ritmo cardíaco, cuando lloraba te sentías molesta por la razón, cuando alguien lo lastimaba la ira inundaba tus sentidos.

Eran igual contigo.

Para él tú eras aquello que estuvo buscando toda su vida, aquella felicidad que nunca dejaría. Tus comentarios únicos le sacaban muchas risas, tus besos sabor a vainilla llenaban su corazón regocijante ante tu presencia, tus ojos brillantes era como dos gemas que él quería conservar por toda la eternidad.

Quería abrazarte por la cintura hasta quedarse sin fuerzas, quería admirar tu rostro hasta que sus ojos se sequen.

Contigo aprendió a amar intensamente.

Y tú con él aprendiste lo que era sentirse vivo.

Mientras escribía estos los de ls uni mr mandaban mil quehaceres así que lo hice entrando y saliendo de la app

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Mientras escribía estos los de ls uni mr mandaban mil quehaceres así que lo hice entrando y saliendo de la app. Lloro.

 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀𝐑𝐘 ━━ tamaki amjk. Where stories live. Discover now