| 𝐆𝐀𝐍𝐆

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Sabes que somos de calle

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Sabes que somos de calle.
Siente el fuego, las reglas del juego las pongo yo.




Las calles de Tokyo usualmente no eran tan movidas, sin embargo una nueva mafia había intentado perturbar la paz de Shibuya, el territorio de Touman.

Habían causado algunos disturbios, hinchándole la vena a los capitanes.

— Baji, ya desfiguraste a uno y tuvimos que correr de la policía ¿¡Crees que soy el jodido usain bolt!? — le pegaste un zape en la nuca que resonó por todo el lugar.

Escuchaste la risita de Nahoya, smiley.

— Como si me impo- es broma, shiro-chan. — acarició tu cabello corto con una sonrisa gatuna, sus colmillos sobresalían un poco haciéndolo ver lindo.

Tu debilidad, las cosas lindas.

— A la próxima déjame el trabajo a mí —susurraste mirando hacia Angry, que consumía unas papitas. Extendiste la mano y el peliazul dejó algunas allí, le sonreíste para comerlas.

— Shirocchin, esta vez te toca patrullaje junto a Takemicchi y Mitsuya~ —canturreó Mikey comiendo.

Todos ahí se la pasaban comiendo.

Miraste al pelirrubio para luego soltar un suspiro, no te agradaba ese tal Takemicchi porque era un tanto llorón, pero no podías negar su gran fuerza de voluntad y resistencia, ese demente puede pararse aún si le rompes las piernas.

Tu principal motivo de desagrado era que no te había comentado lo de Valhalla, donde tuviste que salvar a Baji arriesgando tu vida. Luego de ello, él te había comentado que venía del futuro.

Le creíste, le golpeaste también.

Ese día fue muy movido, cuando Keisuke estaba a punto de suicidarse interpusiste tu mano, lo cual terminó con el cuchillo clavado ahí. Dolió como el infierno pero no te importó mucho, le tiraste una cachetada con la otra mano.

¿Cómo se atrevía a suicidarse y dejarlos solos? Era muy egoísta. En aquél momento tus ojos estaban irritados de tantas lágrimas y le gritaste su vida al pelinegro, Chifuyu tuvo que sujetarte para que no lo mates tú misma.

Por suerte todo terminó bien, pero ahora tenías algunos dolores en la mano, claro que ibas a terapia y eso ayudaba mucho a tu coordinación y movimiento.

Baji estaba vivo y era lo único que importaba.

— ¿Iremos al norte? —preguntó Mitsuya colocándose a tu lado. Rodeaste sus hombros con tu brazo pegando tu cabeza a la suya como un gato buscando mimos.

 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀𝐑𝐘 ━━ tamaki amjk. Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz