Capítulo 17

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Gracias a la visita de Matthew había logrado aclarar mi mente, me moría de ganas por volverlo a ver. Pensé en pasar por la pastelería, pero no se me ocurría ninguna excusa para hacerlo. Visitar a Cloe en el trabajo no me parecía suficiente, ¿qué le diría una vez que lo tuviera frente a mí? No quería ni imaginarme ese momento.

Hacía ya varias horas que se había marchado y mi mente no acababa de comprender que no volvería. Mi corazón se aceleraba cada vez que oía que alguien entraba a la tienda, en todas las ocasiones tuve que disimular mi cara de decepción al ver que no se trataba de él, sobretodo cuando Stephen pasó a saludar.

-Hola, Zoe. -salí de detrás del mostrador y me acerqué para recibirlo con gran entusiasmo.

-Hola, me alegra verte por aquí. -me regaló un beso en la mejilla, y le indiqué que se sentará en una de las butacas de la entrada.

-Tengo la tarde libre antes del programa, y decidí salir a caminar un rato por la ciudad. -miraba con gran detenimiento cada detalle de la tienda, la primera vez que había venido no había tenido tiempo para ello.

-Estoy muy feliz de que estés aquí, de hecho quería verte. Mi abuela y mi hermana están algo desesperadas por conocerte, ¿tienes algún día libre para que pases por casa? Invitaremos a algunos amigos también.

-Mañana en la noche estaría bien por mí. - esbozó una gran sonrisa, y supe que estaba tan contento como yo de asistir a la cena.

-No sabes la alegría que les darás. ¿Quieres un poco de té? Puedo prepararlo en un momento. -le ofrecí para que se sintiera más a gusto. Pocas veces había tenido tal conexión con una persona, al punto de que me parecía que lo conocía de toda la vida. Cuando conocí a Betty en la universidad había sentido lo mismo.

-Sí, estaría bien. ¿Escucharán el programa esta noche? -me preguntó con gran soltura.

-Siempre lo escuchan, nunca se lo pierden.

-Hoy las saludaré, no se lo cuentes, quiero que sea una sorpresa. -me encantó que pensara así en mi familia, Stephen era alguien especial sin duda.

-Eres encantador, no me sorprende que tengas a todo Quebec enamorado. -grité mientras ponía la tetera a calentar en la cocina improvisada de detrás del almacén.

-Sí bueno, pero aún no aparece la chica ideal. -sentí algo de nostalgia en su voz. La soledad ya había estado acompañándonos por mucho tiempo.

-Ya aparecerá, estoy segura, y esperemos que le gusten los Rangers. -lo escuché reír y me pregunté si a Matthew le gustaba el hockey. Esa era una de las preguntas que me moría por hacerle.

Estuvimos charlando gran parte de la tarde y agradecí su compañía. Volví a casa casi al anochecer con una gran sonrisa, el programa de hoy sería especial para todos.
Ayudé a la abuela a preparar la cena, así no llegaríamos tarde para prender la radio. Ni Cloe ni ella se imaginaban la sorpresa que les esperaba. Aún no les había contado que su aclamado Mr. Stephen, había prometido cenar con nosotros mañana.
A las 8: 30 pm ya nos encontrábamos en el salón esperando la señal de la emisora.

(...) Radio
/-Bienvenidos todos en esta hermosa noche, espero que estén bien y me acompañen durante 15 minutos por el maravilloso mundo de la música. Yo soy Mr. Stephen y los saludo desde Quebec, Canadá. La ciudad que guarda millones de historias de amor en secreto. /

-No puedo creer que lo conozcas. -se llevó Cloe las manos al corazón.

-Es increíble, lo sé. -me estaba conteniendo para no contarle sobre la sorpresa.

(...) Radio
/-Hola, soy Charlie Smith. -era la voz de un niño pequeño.

/-Hola Charlie ¿Qué edad tienes?

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