「𝗖𝗞」Con apenas diez años de edad, Jeon Jungkook tenía tres amores en su vida; sus padres, su caja de doscientos colores, y su hermano mayor Seokjin.
Oh, Seokjin, ¡cuánto adoraba Jungkook a su hyung! De grande quería ser como él, y le gustaba imita...
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Estaban en las últimas semanas de clases, por lo que se sentía sumamente agotado por todas las actividades que tendría que acabar ya. Por suerte la semana entrante acabaría todo el sufrimiento llamado trimestre de universidad y podría descansar como lo merecía. Incluso llegar a casa y ver a su hermano ya de vacaciones era una completa tentación, ¡Él también quería pasar todo el día haciendo nada!
—Uh, ya acabamos por hoy. Siento que mis pies van a estallar... —se quejó cansina una de sus compañeras, Jihyo—. Me encanta cocinar, pero esto de estar todo el día de pie es una completa tortura.
—Ya falta poco —se dio ánimos Seokjin, y miró la hora en el reloj—. Tengo que irme.
—¿Irás con tu novio? —el chico asintió y Jihyo abultó sus labios—. Son tan lindos juntos, me dan algo de envidia. De la buena, obvio.
—Eres muy linda, Jihyo. Pronto conseguirás a un buen chico para ti —sonrió. Jihyo era una de las compañeras con las cuales se llevaba mejor, y aunque solo eran amigos de universidad, el tiempo con ella era agradable.
—Nada de chicos, mi meta ahora mismo es que la crema Chantilly no se me derrita —dijo con firmeza y miró el pequeño pastel delante de ella con la crema algo chorreante—. Los chicos van y vienen, pero un precioso y delicioso pastel siempre va a quedar en tu corazón.
Seokjin no pudo evitar reír, y tomó sus cosas, caminando hasta la salida, pero antes de cruzar la puerta se detuvo y miró a Jihyo. —Todo está en la muñeca... y un poco de gelatina sin color.
La chica abrió los ojos como si hubiese descubierto el secreto del mundo, y Seokjin le guiñó un ojo antes de salir del salón. Sus pies punzaban del dolor, y estuvo totalmente de acuerdo que explotarían en cualquier momento. Se hubiese ido a casa, pero Namjoon le pidió ayuda para acabar la canción que ha estado componiendo, y no se negó, sabiendo cuán importante era esa propuesta para su novio.
Caminó por los pasillos algo distraído, y un golpe en su trasero lo hizo girarse con rapidez, frunciendo el ceño cuando miró al responsable. —¿Quieres que te lo devuelva en la cara, enano de jardín?
—Qué suceptible estás, príncipe —se burló Yoongi, y Seokjin rodó los ojos—. Luces agotado, ¿es muy ruda la clase de Teoría de la Sopa?
—Imbécil... —golpeó su brazo, pero no pudo evitar reír—. También te ves cansado, ¿no has dormido nada?
—Dormir es de débiles, estudiar y componer toda la noche es de campeones como yo.
—Sí, y acabar en el hospital por tu descuido es de idiotas —regañó—. Sabes que debes descansar correctamente.
Yoongi movió su mano, restándole importancia. —Ya la semana que viene acaba todo y estoy a nada de terminar mi proyecto. Justo ahora voy a la cafetería a comer algo, ¿vienes?
