06. Ebrios como cosaco

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Capítulo seis: Ebrios como cosaco.

Utilizando un conjunto deportivo, aquel hombre que aparentaba casi la mitad de un siglo, cruzaba ágilmente la calle apenas transitada. Bajo el brazo su perro y sobre la cabeza un gorro color azul que lo protegía del clima, pues aún se sentía el frío de la temporada.

Inmediatamente termina de ocuparse de asegurar al canino en la parte de atrás, toma su asiento frente al volante. No le da tiempo ni de encender el motor cuando una figura aparece sentada a su lado.

—¡Ah, cielos!—exclama de la impresión.

Cinco Hargreeves no le toma pensar dos veces dirigir aquella navaja hacia el cuello del contrario, con furia inyectada en toda su expresión expone lo siguiente:

—Solo tienes una oportunidad, una sola para decirme que es lo que hacen en ese laboratorio.

Era aquel hombre que lo había atendido en el centro. Al parecer a Cinco no le bastó el posible trauma que generó su hermano Klaus en él, sino que tenía que aparecer en su auto a amenazarlo frente a su perro.

¿Es qué nadie piensa en los animales?

—Fabrico diversas prótesis para pacientes falsos, se las facturo a las aseguradoras y las vendo en efectivo en el mercado negro—suelta la información con rapidez, claramente asustado.

—¿Incluyendo ojos?

Ojos abiertos a más no poder, tartamudees al intentar enunciar alguna frase, sin mencionar el ligero temblor, sí, aquello era mejor conocido como Efecto Cinco el Psicópata. Creo que podemos hacernos una idea de quien es la responsable de aquel nombre.

—¡Sí!, es lo que más me solicitan. Se venden como pan caliente—asegura—. Tengo una lista de espera de unos veinte compradores.

—Osea que el número de serie que te di...

—Pudo haber sido comprada clandestinamente—completa la idea.

—Necesito esa lista Lance, nombres y teléfonos, ¡Y la necesito ahora!

Entonces Lance se comprometió amablemente a llevar al pequeño e inofensiva Número Cinco hacia aquel lugar. Y colorín colorado, este cuento ha acabado.

O no.

Lamentablemente, todos sabemos como terminó.

Humo en todas partes, llamas en crecimiento y una explosión que terminó por empujarlo hacia atrás. Entre pedazos de vidrio y sirenas policiales de fondo, Cinco es consciente de lo que acaba de pasar, su misión estaba destinada al fracaso.

 Entre pedazos de vidrio y sirenas policiales de fondo, Cinco es consciente de lo que acaba de pasar, su misión estaba destinada al fracaso

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Como ya es costumbre, Uno y Dos se hallaban en un intercambio de palabras dulces y de fraternidad genuina.

Sí, claro, y la Tierra es plana.

Ya, ahora sí. Tras una acalorada discusión en la mansión Hargreeves, necesitaban de su hermano Número Cinco para llegar a una conclusión, sin embargo, hace muchas horas que no lo veían. La biblioteca no parecía ser el lugar ideal para encontrar a un joven con ganas de seguir su existencia en la Tierra, o tal vez sí y solo son prejuicios...

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