08. (sin editar)

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Cinco, 1955.

- Debo admitirlo Número Cinco- el mencionado iniciaba a cuestionarse las acciones cometidas con anterioridad. Sí, había aceptado volver a trabajar en La Comisión, pero ¿De verdad valía la pena el riesgo? -, que en todo el tiempo que llevo aquí, jamás había conocido a alguien como tú.

Ambos, el de apariencia joven y la mujer conocida como "La Encargada", caminaban a través del plantel; subiendo por unas escaleras, cruzando por un espacio lleno de maletines, luego por una habitación ocupada completamente por personas sentadas frente a una máquina de escribir, y finalmente un estrecho espacio, donde las paredes se encontraban cubiertas por tubos.

- ¿Alguna duda hasta ahora? -pregunta la de cabello blanco, con una sonrisa elegante.

- Sí- responde el muchacho y con las manos dentro de sus bolsillos, cuestiona lo siguiente-, pero dígame ¿Quién fue el supervisor cuál de mí se encargó? - y de ella también, piensa esto último.

- Ah- asiente aún sonriente- querrás decir del apocalipsis... - desliza su dedo sobre la mejilla del chico y asiente.

El apocalipsis.

Como ráfagas de viento, cruzaron imágenes en la mente de Cinco.

Esta vez se encontraban en lo que parecía ser un salón de clases, las únicas dos pizarras no destruidas ya se encontraban completamente cubiertas por anotaciones, papeles se encontraban tirados en el piso y algunos libros se encontraban abiertos, oh sí, otro ataque de "cinco manía".

- ¡Dame un minuto, ya vuelvo! - sonríe contenta la de ojos claros.

Cinco asiente en su dirección y decide abrir su segunda botella de vino.

- En serio Dolores, no sé qué sería de mí si ella- pero fue interrumpido por un pequeño resplandor y así de rápido como Cinco tomó entre sus manos un rifle, la silueta de una mujer se hizo presente - ¿¡Quién diablos eres!?

Ahora, se encontraban dentro en un salón frente a una mujer que los observaba con una sonrisa amplia.

- Cinco, te presento a Dot- inicia la peliblanca, y luego de recibir un pequeño saludo por parte de la mencionada, continúa-, Dot es la responsable de todo lo referente al apocalipsis, de hecho, fue ella la primera en detectar tu aparición-

Tras decir lo último rueda los ojos, cosa que le sorprendió un poco a Cinco, pero no lo demostró- sus apariciones- se corrige-, en dos mil diecinueve...

- Sin rencores- menciona Dot.

Y sin poder evitarlo más recuerdos llegaron a la mente de Cinco.

- Soy Jo- una mirada desconfiada permanecía en la cara de la adolescente, aún tras presentarse.

Ambos se encontraban caminando uno al lado del otro, se habían conocido dentro del apocalipsis y en ese momento eran sus únicas compañías.

- Cinco - responde simple, sin mirarla.

- ¿Cómo el número?

Él frustrado, rueda los ojos y suspira.

- Sí.

Ella en cambio se lo toma con humor y le dedica una sonrisa, algo tímida, al muchacho

- Cool.

Cinco le sonrió igualmente, y tal vez, solo tal vez a partir de ese momento Jo le comenzó a parecer algo... bonita.

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