○ Capítulo 29 ○

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¿Por qué? No me hallaba con ánimos para los tormentos.

Me encontraba en un túnel maloliente y totalmente oscuro. No llegaba ni un rayo de luz, por lo que en mis manos generé un atisbo de iluminación. Pero algo sucedió...

¿Cómo iba a pelear con alguien tan poderoso si no lograba ni controlar un poco de luz? Intenté hacer crecer ese poder, pero no lograba nada. Seguía en mis manos una pequeña chispa.

—Te entiendo —Amenazó una voz.

Al instante y por el miedo, arrojé una bola de fuego en dirección a lo que supuse, era una persona. Y tenía razón, el rostro del Sr. Weld apareció entre la explosión que yo había hecho.

—Conozco la sensación de no poder manejar lo que soy. Te entiendo más de lo que piensas —Dijo acercándose. Su voz lúgubre me lanzaba escalofríos por toda la columna.

—No debí haberte liberado esa vez —Susurré con miedo — ¿Por qué estás haciendo esto?

— ¿Aún no lo sabes?

Me alejé lo máximo que pude, pero eso no me sirvió para evitar su ataque. Una roca controlada por él llegó a mi lugar, golpeándome la pierna y dejándome dolorida.

— ¿Controlas los...elementos? —Pregunté nerviosa, arrastrándome hacia atrás con ayuda de mis codos.

—Por supuesto, los obtuve cuando maté a Gabriel —Se llevó un dedo a la boca, silenciando cualquier ruido —No se lo digas a Haniel.

Intenté ahuyentarlo lanzándole una ráfaga de viento que lo llevara lejos, pero él la detuvo y la transformó en un aura oscura y densa.

—La niebla diabólica es conocida para los demonios, ¿Sabes? Permite al enemigo luchar contra lo que más le asusta —Acercó el humo hasta mí. Me envolvió y lo sentí en todo mi cuerpo y dentro de él —Veamos a qué le temes, Lily.

Me acurruqué y escondí mi cabeza, esperando lo peor. Pero aunque la neblina seguía ahí y sentía la risa del Sr. Weld a mí alrededor, no sucedía nada. Comenzaron a aparecer personas, escenas y situaciones entre lo oscuro. Manny dándome la mano, Liam abrazándome, Karen y Emma riendo. Incluso, Luzbel, Adam y Merlín. Pero, ¿Cuál era mi preocupación? Si mis amigos y familia ya no iban a sufrir, si sus vidas eran humanas, nuevamente. No podían tener contacto con el mundo angelical. En cambio, Luzbel, Adam y Merlín sabían cuidarse. Me preocupaba que algo les sucediera a todos, pero no temía. ¿Qué quería lograr este maldito demonio?

—Interesante —Dijo el Sr. Weld. — ¿Qué tal algo más antiguo?

Los rostros de mis conocidos se fueron diluyendo y un gran acantilado apareció frente a mí. Era muy largo, puesto que en el fondo no se veía nada más que oscuridad. Casi caigo cuando la imagen sobresalió, pero estaba tan acostumbrada a las visiones y a la magia del mundo angelical, que sabía que aquello no me iba a hacer nada. No caería porque no estaba ahí realmente. Además, el miedo a las alturas ya lo había superado.

— ¿Qué es lo que esperas? —Hablé — ¿Intentas asustarme?

Me reí aun con el corazón en la garganta, hasta que en medio de la niebla, el rostro oscuro del Sr. Weld apareció desde un lado, dándome un susto. Despejé con los ojos cerrados, la niebla con un destello de aire.

—Ah, ya sé a qué le temes... Yo soy tu mayor miedo, ¿No? —Rio de manera sombría, a lo que yo solo tragué saliva.

—No, no te tengo miedo —Me levanté —Tengo miedo de lo quieres hacer. Temo que eso signifique la destrucción del mundo. De gente inocente.

Él volvió a aparecer frente a mí. Su aliento me retorcía las entrañas.

—Nadie es inocente, ni siquiera tú.

Un Ángel Sagrado © (LIBRO 3)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt