○ Capítulo 1 ○

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Despertar era lo peor. Un dolor de cabeza horrible, mis oídos retumbaban y los latidos de mi corazón lo sentía dentro de mis ojos, de mi boca, de mi nariz, era molesto...

Esto era diferente, no era como las otras veces que me había desmayado. Era más doloroso. Al abrir los ojos, no veía nada, estaba todo nublado, sin embargo, por el rabillo del ojo vi una luz, era cegadora.

A pesar de estar en tan mal despertar, me sentía tranquila, como si hubiera silencio y paz en ese lugar. De un momento a otro, todos los recuerdos de lo sucedido llegaron de a poco a mi mente, lastimándome.

Me puse de pie cuando recuperé por completo mi vista, mareada. Es como si hubiera dormido por siglos.

Recordé la imagen de la chica que me hizo dormir, ¿Quién será?

Lo único que sabía es que no era de aquí.

Observe atentamente a mi alrededor, estaba todo distinto, era un paraje más cálido, pero con el aura oscura de siempre. Era el prado, pero de manera más iluminada. Aun así, de tan tranquilo ambiente, estaba sola.

Mire hacia donde debería estar la entrada al prado, aquella que daba con el restaurante de Margaret. En ese momento, sentí una pena que inundaba todo mi corazón haciéndome llorar. Sacrifique mi propia libertad para que todos los que amaba.

Me dolía demasiado el alma, por alejarme de ellos, pero si era ese el resultado de su libertad, lo aguantaría hasta el fin de mis días.

El limbo estaba nuevamente en su estado original sin ningún rasguño, si es así, en que se transformó este lugar, estaba claro que lo que era el prado, ya no lo era.

¿Qué debería hacer ahora? Sobrevivir.

Era lo único que se me pasaba por la mente, no había manera de morir tampoco, así que cuidaría de este lugar hasta encontrar una solución a todo, especialmente para salir de aquí, si es que es posible.

Debía prepararme para cualquier situación.

Comencé a caminar hacia lo que fueron las distintas montañas, encontrando ropa y semillas de distintas cosas, armas de todo tipo, libros de temas diversos.

Encontré un elástico que utilicé para amarrar mi cabello en una coleta alta, busqué entre la ropa algún pantalón pequeño que fuera cómodo y una camiseta de tirantes. Me dispuse a leer y plantar semillas para tener alimento, puesto que los que había eran pocos.

Después de elegir una cabaña para quedarme y organizar todo, ocupe la tarde en practicar con las armas, no sabía con qué fin, solo lo hacía porque estaba apenada y enojada, al terminar observe las ramas y los árboles que destruí, no eran tanto, ya que no sabía cómo usar exactamente los objetos, pero si demostraba lo que sentía.

Ya en la noche, comí algo e iba a ir a dormir, cuando de pronto sentí una brisa caliente detrás de mi oreja, como si alguien estuviera respirando. Me di la vuelta y no vi a nadie. 

Noté que el viento movía las hojas de los árboles en una sola dirección, así que seguí aquello, no tenía nada que perder. 

Llegué a una zona alejada, muy escondida, miré a mi alrededor hasta que fui sorprendida por algo que parecía ser una sombra, algo tan fuerte que me tiró al suelo y ahí la vi...

A la muchacha que me había dormido cuando terminó todo. Era una chica linda, joven y pequeña de estatura. Aún sin conocerla, estaba consciente de que no me haría daño, me sentía en cierta manera protegida, sin embargo, confusa.

¿Qué estaba haciendo aquí?, ¿Qué quería? y ¿Quién era?

Le pregunté, pero no me respondió, solo se quedó observándome un largo rato, hasta que se acercó a mí rápidamente estando yo aun en el suelo. Lo único que dijo fue:

Encuéntrame, antes de que se acabe el mundo.

Y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció.

No había rastro de nada, es como si hubiera sido una visión. Quería saber quién era ella. Tenía una sensación extraña.

Pero sí tenía clara una cosa, aunque me agotara saberlo, esto no estaba acabado. Sigue sin ser seguro para los que volvieron a ser humanos y el hecho de que aquella chica me contactara significa que hay algo que todavía es un misterio. 

Hay más misterios en este mundo de los ángeles, y supongo que había que descubrirlo pronto, pero porque yo, si ya pasé, por tanto. ¡Dios!

Necesitaba un descanso y urgente.

Me levanté rápidamente del suelo... a esperar algo, pero ¿qué?

Si esa niña quería que ayudara, debía dejarme algún indicio de cómo.

Volví pensativa a la cabaña y en la puerta encontré una hoja. Un papel que decía algo insólito.

"Me encontrarás dentro de lo que tanto quieres olvidar"

¡Maldición!

Solo quiero tener un poco de paz, nada más que eso, ¿por qué tengo que hacer esto yo?

Suspiré. Dejaría eso para el otro día, no sacaba nada con ponerme a pensar en algo, si no tenía idea de lo que quería esa chica, ni de qué es lo que hablaba.

Fui a descansar, me recosté en la cama de la cabaña, con el objetivo de dormir. Poco a poco fui cerrando los ojos.

—º—

Estaba sentada en el suelo, en un salón blanco enorme, sin embargo, no había nada, nada más que una camilla, que a lo lejos no se veía lo que tenía encima. Me fui acercando cada vez más, hasta llegar frente a lo que parecía ser un cuerpo, no muerto, porque estaba respirando. Había una especie de campo de fuerza a su alrededor. Era... la muchacha que me hablo.

Tenía el cabello liso y oscuro, las pestañas largas y una piel clara, muy pálida. 

Comencé a notar un olor a podrido. Un olor asqueroso.

Miré a mí alrededor y había cuerpos en el suelo, muertos, llenos de sangre. Sus ropas estaban manchadas, al igual que la mía. No me había dado cuenta de que llevaba un vestido blanco hasta ese momento. 

Uno de los cuerpos sin vida levanto su cabeza, mirándome. Sentí el verdadero pánico en el momento en que me hablo.

Nos mataste —Dijo el muchacho, parándose del suelo.

Comencé a retroceder, pero choqué con la camilla de la chica.

No... yo no quise hacerlo, solo estaba... sacándolos de aquí —Estaba asustada y más aún cuando la niña en el lecho me tomó de la mano fuertemente, me di vuelta de manera rápida y la miré fijamente a los ojos.

Puedo quitarte esa tortura, solo debes encontrarme y debemos completar nuestra misión —Al momento sentí como una luz me envolvía deshaciéndose lentamente del peso en mi espalda, de esas alas negras.

Y desperté sudando y con la respiración agitada.

Debe ser mentira —Tomé mi cabeza entre mis manos. En mi mente creía que se trataba de miedo solamente, del no poder estar con mis seres queridos, pero en el fondo de mi alma, sentía que debía buscar a esa chica.

Pero, y si solo son pesadillas y no significan nada. ¡Dios! Estaba confundida, quería y necesitaba algo fuerte, que no sea solo el llorar. Necesitaba encontrar la manera de salir de aquí. 

Y debía encontrarla, antes de que me volviera completamente loca.

Un Ángel Sagrado © (LIBRO 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora