Capítulo 1: Ayato

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Ayato

Si las lagrimas aparecen en mis ojos, intenta no mirarme.

Quiero que aun creas que soy el mas fuerte, el que puede protegerte.

Otro sueño, una nueva pesadilla. De su cuarto salió aun con el recuerdo de los ojos de su madre en su mente atormentada. Tan solo verla a los ojos, aunque fuera en sueños, le hacía querer arrancarse las uñas. Olvidar el dolor de aquellos recuerdos con más dolor y poder por fin en paz dormir, como las otras noches. Deambuló bajo la oscuridad de la mansión, buscando un atisbo de luz en su mundo sombrío.

(3:15 am)

En ese sueño, esa pesadilla, su madre lo miraba con cruel decepción desde donde estaba. Él sentía que el aire se le escapaba poco a poco de los pulmones y el agua congelada del lago le entumecía los músculos, aun así el clamó por ayuda a su progenitora. Mirándolo con esos ojos verdes, ella sonreía y negaba con la cabeza. Entonces se sumergió por completo en el lago, abandonado por los brazos de su propia sangre.

Fue cuando despertó con el nudo en la garganta. Siguió caminando por los pasillos mientras olvidaba a la fuerza esos horribles recuerdos. No, ya nunca más debería de sufrir por esa mujer, la culpable de la miserable infancia que ha tenido. Compitiendo una y otra vez con sus otros hermanos, siendo solo una herramienta para Cordelia.

Inconsciente entró en una habitación, siguiendo solo el mismo sendero que todas esas noches de insomnio seguía. Pero aquella noche era muy diferente, y ya no estaba esa aura de superioridad en él. La noche le aterró, se sintió dentro de aquel lago con sus heladas aguas y los monstruos de su interior incitándolo a la locura. ¿Pudo en esa noche sentir el miedo, a pesar de ser un vampiro? Se sintió un niño cobarde, pero no le importó. En aquella habitación también estaba oscuro, pero pudo distinguir una gran cama blanca donde la ocupaba un cuerpo dormido. Se acercó unos pasos hasta quedar al lado de la cama, en el lado vacío. La miró por unos segundos, creyendo que miraba todo de ella, pero solamente miró su rostro. Esa noche si que había cambiado, a pesar de que ningún eclipse se asomaba por las ventanas.

¿Por qué se sentía así? ¿Por qué su corazón latía fuerte con cada trueno que esa tormenta provocaba? La piel se le erizó como hace mucho tiempo, y un temblor recorrió su espina dorsal. Acercándose a la cama se metió debajo de las sabanas, resguardándose en su cura contra las pesadillas. Sus ojos verdes comenzaron a picarle, como un ardor y vio entre la oscuridad nebuloso. Resistió...

"Si no puedes ser el mejor, entonces no me sirves."

Yui

Un adolescente egoísta, arrogante y maligno de día.

Un asustado niño de noche.

No importa que quieras de mí, si me quieres o me odias.

En las noches... quiero protegerte.

Un día completo de colmillos, insultos, "chichinashis" y bromas pesadas del mas irritante de los Sakamaki. La poca sangre que había en su cuerpo la hacía marearse y tener hambre, mucha hambre. Aunque lo que comía vomitaba, no entendía el motivo. Cosas de la anemia, había pensado. Olvidándose de todo lo que pasó en ese fatídico día se acostó, no sin antes de darle contra voluntad el "alimento" a Raito-kun. Bueno... por lo menos no tuvo que darle a Kanato-kun, el si que no la dejaría con sangre. Se preguntó si solo lo hacían por molestarla o de verdad la odiaban tanto. Bueno, casi la mitad. Sabía que Reiji-san, Shu-san y Subaru-kun no la molestaban todo el tiempo como lo hacían los tres hermanos. Pero con el que mas tenía problema era con el típico pelirrojo arrogante, egoísta y malicioso. Suspirando, se metió en la cama con su camisón ya puesto. Dormiría todo el día, y si la mordían que no la despertasen.

Deseos Nocturnos [Finalizada]Where stories live. Discover now