Capítulo 3: Kanato

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Kanato

Lo dulce de tu sangre,

no es por que ha nacido así.

La has contaminado,

con tu amor y pasión.

-flashback-

- Hoy es un gran día, mamá nos ha acompañado toda la tarde. ¿No es así, Teddy? - le dijo alegre al oso de peluche, que lo miraba con esos ojos de plástico inexpresivos. Kanato rió, siguiendo con el juego en aquella habitación.

- Oye, ¿Esta bien que aquí...? - preguntó una voz masculina en voz baja a una mujer.

Aquella mujer asintió, tomando la mano del hombre y haciendo que manosee su figura.

- Esta muy ocupado jugando con ese oso, no se dará cuenta... - le dijo con voz seductora, invitándolo a recorrer su cuerpo.

Cordelia estaba no muy lejos de su hijo, junto a Ritcher. El pequeño no se había dado cuenta hasta entonces, que aquellos dos estaban demasiado cerca del otro. Al darse la vuelta los volvió a mirar, viendo la situación "intima" en la que se encontraban.

"Tal vez si te hicieses daño, ella se preocuparía más por ti." La voz de uno de sus hermanos resonó en su cabeza al ver esa escena erótica, sin comprender por su inocencia. Sacó de uno de sus bolsillos una navaja, y con valentía hizo un corte en uno de sus brazos. La sangre cayó al instante y miró con varias lagrimas en sus ojos a su madre.

- ¡Madre, me he lastimado!

Lo único que se escucharon de aquella mujer fueron los gemidos ahogados que soltaba. Kanato prosiguió a hacerse corte tras corte, en brazos y piernas. Sangrando por todos lados y dejando a un lado a Teddy, que fue un regalo de su madre.

"Si te hicieses daño, ella te daría atención."

A pesar del dolor siguió cortando la piel, dejando que la sangre latente corra por sus ropas y rostro. Sentía sus parpados pesados y la energía se le iba a pasos forzados. Kanato sintió su cuerpo pesado, y cuando quiso darse cuenta se encontraba de rodillas a punto del desmayo.

- Mamá...

Susurró, y cayó inconsciente al suelo de madera.

-finflashback-

- ¡NO!

Despertó con un grito de aquella pesadilla, sentándose de impacto y extendiendo una mano hacia la nada.

Fue... solo un sueño, eso fue.

Miró alarmado con sus ojos lilas la oscuridad de su habitación. Era medianoche, un poco más de las doce. Su respiración agitada resonaba en el silencio de la soledad, allí en su interior. Por primera vez después de mucho tiempo se sintió asustado, asustado de tener aquel sueño nuevamente. Fue hace tres años que lo tuvo por primera vez, haciéndole recordar ese horrible pasado en sus sueños. La garganta se le había cerrado y con cada inhalación se sentía agotado, hasta su pecho se sentía oprimido.

No... no podía seguir allí, encerrado en aquella cama donde alguna vez su madre unió su cuerpo al miserable de ese hombre. Con la rapidez de un rayo salió de aquella cama y se vistió con las ropas que en suelo se encontraban. Caminó hasta la salida y vio por ultima vez su habitación, soltando un gruñido saliendo al pasillo oscuro. No se olvidó de su Teddy, que llevaba aferrado a su pecho en ese momento.

Esa noche no podía ser peor, con esa pesadilla atormentando su mente en esos momentos. Caminó por los pasillos, buscando algo que le pudiese sacar de aquellos pensamientos. Se sentía sofocado en aquella mansión tan grande, sin ninguno de sus hermanos presentes. ¿Por qué no estaban? Se hacía esa pregunta todo el tiempo, yendo a las habitaciones de cada uno esperando ver a alguien. Pero no, no estaban allí y de seguro que tampoco Yui.

Deseos Nocturnos [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora