Capítulo 2: Raito

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Raito
No tengo nada especial, salvo este pasado miserable.

Si te dijera que quiero perderme contigo y olvidarme del futuro...

¿Acariciarías mi piel, donde debajo corre la sangre corrupta?

Sucio, oscuro y estrecho, así podría describirse el callejón donde se encontraba. Unos de sus más repugnantes y perversos hábitos era, sin dudar, buscar a aquellas mujeres que tuvieren ese cierto parecido. Bizarro, lo sabía. Perverso, también. Increíblemente repugnante, era más que obvio. Pero sabía, que como muchos hombres seductores, podía hacer caer a una mujer de ese nivel en menos de lo que cantaba un gallo. Aunque nada se comparaba con su adorable Bitch-chan... él también tenía sus necesidades.

Un reconocido y muy habitado bar, donde se encontraba bebiendo del más caro whisky de la casa. Miraba con sus ojos seductores la indicada, que yacía mirándolo con una mueca sensual en esos labios llenos. Muchas veces era distinto, prefería ser aleatorio. Encontraba rápidamente a la que tenía un parecido a ella, la vigilaba por diez minutos y ya era suya.

Con pasos seguros y confiados avanzó hacia la voluptuosa mujer de cabello largo y del color morado, tomándola de la cintura sin aviso y viendo con satisfacción la risita felina de aquella mujer. Tanta fue la atracción de la joven, que sin decirle su nombre salieron del bar aun con la cintura pegada al brazo del desconocido. Tan solo eran unas vagas palabras vacías y ya la tenía consigo, caminando hacia su propio pozo.

¿Y ahora donde se encontraba? Bajo la fina manta de la noche, en aquel oscuro y sucio callejón sin salida. Los gemidos que profería la mujer eran música para sus oídos y su cuerpo tenía muy buenas curvas, ideales para ser tocadas. Con solo unas caricias más, esos fervientes besos en su cuello y aquellas articulaciones que entraban y salían de su intimidad, la mujer de cabello largo alcanzó el orgasmo en pocos minutos.

Él atacó su clavícula con sus colmillos.

Ah... La satisfacción de probar la sangre justo cuando el cuerpo haya alcanzado el éxtasis... Bebió toda de ella, disimulando el grito de horror y dolor de la joven con el del placer ya obtenido. La sangre dulce y húmeda pasaba por su lengua y garganta calentándolo, excitando su cuerpo con rapidez y apresurando las succiones. La dejó seca, manchando el vestido ajustado de la esencia carmesí. Al terminar dejó el cuerpo bajar lentamente, apoyándose en la fría pared de ladrillo. Miró con sus iluminados ojos esmeraldas la escena...

¿Por qué no se sentía satisfecho?

Encontró la respuesta cuando llegó a la mansión, algo que ni siquiera quería pensar. Raito no tenía una idea fija de lo que era el amor, más se lo relacionaba con la relación carnal entre dos cuerpos. El amor... ser amado... eso no era un problema para él. No necesitaba que ninguna mujer lo ame y el no necesitaba amar a alguien, pues ya tenía a quien amar.

flash back

- aaahh... si... si... - los gemidos salían descontrolados de su boca teñida de sangre. - más rápido... así es... ¡Ah! buen chico...

Gemía sin parar en sus brazos, pidiendo más a las embestidas. Entraba y salía de ella con fuerza y rapidez, respirando jadeante y sensual en el oído de ella. Él también disfrutaba aquello, mucho más de lo que ella gozaba. Al llegar al orgasmo, Cordelia gritó de placer y satisfacción mientras sentía como él se derramaba en ella.

...

- ¿Puedo saber... por qué es que lo haces?

Ella sonrió, mirándolo con aquellos ojos esmeraldas tan idénticos a los suyos. Acarició su rostro mientras entrelazaba su pierna desnuda en las caderas descubiertas del adolescente.

Deseos Nocturnos [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora