77. Supuesta enfermedad

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Recomiendo releer los anteriores capítulos por si os habéis perdido un poco en el contexto de la historia. Y hago una advertencia sobre las bombas, 💣 porque vienen con fuerza. 

‼️CUIDADO CON REVISAR LA VISTA GENERAL DE COMENTARIOS PORQUE CONTIENEN SPOILER‼️ 😂  Los que van adjuntos al párrafo están a salvo. Tratad también de usar el hashtag de spoiler o puntos si vais a comentar sobre el final para no arruinar la lectura a los demás. 🙈 Gracias. 

—¿Me puedes decir a dónde me llevas?

—No.

Ella le lanzó una mirada recriminatoria.

—¿Por qué? —Quería insistir y seguir en busca de respuestas, pero Lex no se lo permitió.

La mantuvo todo el viaje entretenida, ya fuera a partir de coger sus manos y moverlas de un lado al otro como si estuviera haciendo un baile absurdo con ellas o atrayendo a Candy hacia él desde el hueco de la cintura, apretando con la fuerza necesaria y lanzándole miraditas prometedoras que se reencontraban de casualidad.

Los dedos largos del rubio recorrieron la cintura de la cobriza de arriba a abajo, bajando cada vez más... con cierta lentitud, pero con sugerentes caminatas de arriba a abajo. Subían hasta deslizarse bajo la ranura de su pecho y volvían a bajar sin prisas por su vientre hasta atrapar su muslo, repasando varias veces la línea de la ingle con el meñique... Candy echó la cabeza hacia atrás, relevándole al rubio las orbes verdes brillantes y casi teñidas de negro azabache. En uno de los giros del taxi, Candy estaba tan apretujada a Lex que sus glúteos quedaron sobre sobre su erección marcada en sus tejanos.

Ella se agarró de una de sus piernas, pero sintió los labios de Lex rozándole el lóbulo con su respiración, como una caliente caricia. Candy cruzó los brazos sobre el pecho en un vago intento de ocultar su excitación, sin pensar que con el gesto formaría un escote tal que hiciera al rubio el doble de difícil ocultar la suya.

Habían pasado una eternidad sin saciar sus ganas. Candy respiraba tan agitada ni siquiera tuvo cabeza para percatarse de dónde fue que bajaron, solo sentía cómo le palpitaba el pecho y le temblaban otras zonas del cuerpo. Sin embargo, el familiar vestíbulo le brotó la respuesta y con una media sonrisa dejó que Lex la guiase hasta el ascensor y atacase a sus labios con urgencia.

—Impaciente —murmuró Candy mientras disfrutaba de los deliciosos besos con lengua que se daban.

El desahogo en la boca del otro en los baños o aulas vacías del colegio siempre los dejaba con ganas de un orgasmo de más... y las frotaciones sobre la ropa tampoco eran suficiente para ellos.

Al entrar a la habitación no dejaron de devorarse los labios y toquetearse en los lugares correctos...mientras Lex les conducía a ambos al baño.

—He traído algo.

—¿Hmm?

Él rio mientras la bajaba delante de la pica, señalando el enjuague de menta que Candy observó con una ceja alzada, al mismo tiempo que sentía como él depositaba un beso en su clavícula.

—Creo que has dejado bastante claro lo que te apetece hacer hoy, ¿no? —comentó la cobriza con picardía mientras sentía una corriente de frío por el rastro mojado en la piel de su nuca. Lex conectó su mirada con la suya a través del cristal.

—Solo que hoy vamos a tener tiempo —soltó una risa—... para desnudarte, comerte sin prisas y hacer todo lo que más nos venga de gusto después.

Lo último la estremeció.

—Pero no me vas a negar que los rapiditos cuando llevo la falda del colegio te ponen mucho.

Perfectamente equivocadosOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz