サツ ︴Tzuyu tiene una misión, traer tres piedras preciosas con poderes sobrenaturales a su Padre, el Rey Lobo, pero una humana se interpondrá en su labor y en su corazón.
¿Tzuyu podrá seguir con su misión?
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ᰔ ¡𝘖𝘯𝘭𝘺 𝘴𝘢𝘵𝘻𝘶! ᰔ
ᰔ 𝘊𝘰𝘮�...
El cuerpo de Tzuyu se estrelló contra el suelo. Incluso sin corazón y sin fuerza alguna se mantenía con vida, inmóvil y era claro que en cuestión de minutos su cuerpo sucumbiría, pero su fuerza de voluntad seguía de pie y le exigía estarlo también.
— Ya se acabaron tus oportunidad Tzuyu.— El Rey se acercó a ella.
Su mirada era de superioridad.
Lo era, era superior a ella, en todo. No había duda.
— La muerte no me asusta, jamás lo ha hecho...— Dijo sin más — No me arrepiento de nada, soy y siempre seré la personas que te llevó a la completa desesperación.— Se burló a carcajadas Tzuyu.
— El Rey rio — Qué obstinada eres Tzuyu, después de todo el parecido con tu Madre no es solo físico...— Halago.
Tzuyu rio.
— Me alegró de ello, jamás me hubiese gustado parecerme siquiera un poco a tí.
El hombre sonrió y tomó a la jóven por el cuello, Tzuyu no se quejó y tampoco hizo nada para detenerlo, sabía lo que venía, pero se mantenía firme.
— Gemas de los tres mundos, devuelvanme lo que la tierra se llevó, lo que los humanos me arrebataron, traigan lo que más anhelo, se lo ruego...
Las gemas brillaron en su pecho y una grave voz se hizo escuchar de este, captando la atención de la jóven.
— Todo tiene un costó Rey Lobo, ¿qué es lo que usted nos darás por su anhelada petición?
— Quiero a mi esposa de vuelta, a cambio...— Suspiro — A cambio les entregaré a mi hija.
— Su hija por su difunta esposa...Entonces que así sea.
La tierra tembló y una enorme grieta se creó bajó los pies del Rey, las puertas del primer infierno fueron abiertas y la figura de una bella mujer salió de ellas.
— Su-SungBi...— El Rey estába fascinado, inmediatamente se acercó a ayudar a su esposa a subir.
— No me toques.— La Reina lo rechazó por completo.
— Su-SungBi...¿qué sucede?, soy yo...
No entendía la actitud de su esposa hacía él.
— Estuve muerta por diecisiete mil años, pero aún sigo recordando a la persona que alguna vez amé.— Dijo con frialdad — No soy idiota, Jae Hyun.
— Entonces, ¿por qué me tratas así? — Preguntó dolido.
La Reina se sentó en el suelo y tomó el cuerpo de su hija que yacía en el pisó sin vida, la arropó y acarició el cabello de la jóven con delicadeza.
— Alguna vez hace mucho tiempo, prometiste algo...¿Lo recuerdas JaeHyun? — Preguntó sin voltear a ver al hombre.
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