[El grupo]

54 12 3
                                    

Jordan.

Trascurrió una semana desde esa conversación, y contra todo pronóstico; Jordan comenzó a percibir cada vez menos comentarios nerviosos dirigidos hacia su persona por parte de los bromistas del curso. Con una rapidez que casi lo dejó sin aliento, el panorama a su alrededor se transformó hasta bajar un peldaño más en lo desagradable.

El joven no les agradaba. Hubo algo —que ni los mismos estudiantes fueron capaces de explicar—, que los orillaba a generar hacia Jordan un comportamiento prudente; pasando de los malos comentarios al abandono total, intentando socializar con él solo lo estrictamente necesario. Mientras menos, mejor.

Claro, si la gente creía que con esto conseguirían olvidarse un poco de su existencia, estaban muy equivocados; pues dichas medidas solo ocasionaban que la presencia de Jordan fuese aún más incómoda. Sin poderlo evitar, él seguía llamando bastante la atención.

Aquella tarde, el chico había decidido alejarse un poco de su habitual vestimenta oscura de siempre; y más que todo, por descarte, se inclinó por colocarse el uniforme de su antiguo colegio. —Conjunto escolar, sumado a su ya frecuente máscara blanca, le daba la apariencia del típico psicópata que verías vagando por ahí en alguna película de ficción—. La receta perfecta para un desastre.

—En serio, ¿cómo pueden permitir que un estudiante vaya por ahí con una máscara puesta? Eso debe violar completamente el código de vestimenta.

—En el manual académico no dice nada sobre máscaras, así que... —dijo en voz baja un joven al fondo del salón de química, que estaba discutiendo con su novia. De vez en cuando sus ojos bajaban con descaro a los labios de ella, pero se esforzaba por volverlos a su lugar.

—¡Pues claro que no dice nada sobre máscaras, idiota! ¿Qué persona sería tan estúpida como para venir con una al instituto?

—Al parecer ya apareció alguien. —Se burló el chico, haciendo enojar aún más a su novia.

Pocos minutos después, la clase comenzó.

—Como parte del proyecto que pienso darles, deberán hacerse en equipos de 6 —exclamó el profesor, escribiendo de forma clara en la pizarra.

Varios estudiantes se lanzaron miradas cómplices entre sí. Todos estaban organizando mentalmente quiénes formarían parte de su grupo y quiénes no.

Jordan, por otro lado, dibujaba círculos irregulares en una hoja de papel, completamente ajeno a lo que ocurría.

—Yo sé que ustedes ya tienen los grupos armados. —Volvió a hablar el docente—. Sin embargo, necesito que incluyan a Rowell en alguno de ellos.

Al escuchar su apellido, el enmascarado levantó la vista y observó a su alrededor velozmente, tenía todas las miradas del aula puestas sobre él.

—Esto, yo... —Comenzó, pero entonces fue consciente de cómo varios de sus compañeros levantaban la mano con cierta desgana; invitándolo así a formar parte de su grupo.

La situación estaba como para decir: "Wow, lo están aceptando. Son muy amables".

Pues no. En realidad, la única razón por la que esos estudiantes pretendían formar un grupo con Jordan se debía a que —a pesar de haber llegado hacía una semana—, había demostrado ser bastante inteligente en clase.

Posiblemente después lo dejaría encargado de hacer gran parte del trabajo mientras ellos giraban sus asientos, evitando así el contacto visual con él.

<<De eso se trataba su amabilidad, simple interés, y esto Jordan lo sabía perfectamente bien>>.

Suspirando, eligió el primer grupo que se ofreció a aceptarlo y se sentó junto a ellos. En consecuencia de esto, nada más tomar asiento, un chico alejó su silla unos centímetros y posó su mirada en la gran ventana que tenía a su derecha, sin disimulo.

—Muy bien, ahora que todos están en sus respectivos lugares, necesito que pasen al frente y recojan el material. —El profesor señaló hacia su escritorio, donde había guías y un montón de tubos de plástico.

Sin esperar a que se lo pidieran, Jordan se levantó y fue directamente a recoger el material. Una chica castaña —"Jéssica" —; fue detrás de él y, una vez tuvieron las cosas en sus manos, exclamó:

—Según entendí, tenemos que ir al baño y llenar estos tubos con agua. Es parte de la fórmula.

Sobresaltado, el joven se giró un poco al escuchar su voz, no la había visto llegar..., y sin embargo ahí estaba, a centímetros de él, y acompañada de una nube de perfume floral que se desprendía de su piel y la perseguía con lealtad.

Pertenecía a su equipo, así que se vio obligado a seguirle la conversación:

—¿De verdad? ¿Cuándo tuviste tiempo de leer la guía? —Su tono era de duda, expectante. No sabía muy bien cómo dirigirse a ella.

—¿Eso importa? Tenemos que darnos prisa.

Intercambiaron otro par de preguntas y la cosa quedó así:

Ellos iban a rellenar los tubos de plástico mientras el resto del grupo continuaba resolviendo los ejercicios de la guía.

Antes de irse, Jessica intercambió disimuladamente una risita maliciosa con una de sus tantas amigas.

Pobre Jordan, si hubiera leído la hoja, sabría que no sólo no necesitan agua para el proyecto, sino también que esa chica castaña tenía otra intención más oscura cuando pretendía llevarlo hacia los baños.

→←

Por desgracia, hay gente que nunca sabe cuándo parar.

El Estudiante Nuevo, ¿Usa Una Máscara?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora