Noches que huelen a miedo, a desesperanza. Sabes que el camino está lleno de puertas pero sólo te aferras a una; aún sabiendo que tras ella sólo existe un muro de hielo. Miras a todos lados y te sientes solo, y te culpas a ti cuando tu único defecto ha sido querer hacer las cosas bien para personas que no valoran, pero que tampoco aflojan a la hora de llamarte cabrón si dejas de estar para ellos. Noches mudas que filtran lágrimas entre tus grietas. Te dicen "no te rindas", te dicen que no estás solo, pero en la mano que te tienden llevan la navaja y lo saben. Les gusta verte sangrar, sangrar para ellos. Llenan su copa de ego cuando mueres por ellos, pero te hacen sangrar si quieres vivir para ti. Y te vuelves desconfiado, reniegas que otro quiera cuidar de ti y maltratas a quien sinceramente se esfuerza por hacerlo. Cuando menos lo esperas... eres tú quien tiene en su mano esa navaja que odias; y el ojo por ojo hace sangrar a otro inocente, a otro tú. Tenemos que detener está masacre. Los buenos se han comido a los malos y escupieron las sobras contaminadas para que otro "bueno" se infecte. El mundo está podrido y nadie lo nota, los buenos están en peligro de extinción.
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Dentro de mi abismo
Random¿Quien soy? Pregunta difícil en un mundo donde tantas cosas nos definen "aparentemente". Decidido a encontrar respuesta a esa pregunta me embarqué en ese viaje que todos hacemos al menos una vez en la vida. La visita a nuestro interior, a esa esenci...
