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Entrar al Palacio fue una gran odisea. Había demasiada gente bloqueando el paso; en su mayoría, periodistas y camarógrafos exigiendo explicaciones. Inclusive, algunos simpatizantes de su padre le gritaban para que diera la cara. Muchas preguntas, pocas respuestas. Realmente odiaba lo mucho que se metían en su vida privada.

—Joven Kim, su padre lo está esperando —dijo la secretaria haciendo una reverencia.

—Gracias, señorita Im.

Al fin se sentía un poco más relajado. Los colores claros y la decoración minimalista del lugar generaban una sensación de tranquilidad increíble. Además, conforme más avanzaba a lo largo del pasillo se soltaba más. Estaba más que decidido.

—Padre —saluda mientras empuja la gran puerta de madera con lentitud.

—Hijo —contesta el hombre con una mirada llena de preocupación.

Sí, no estaba enojado con su hijo. El presidente era completamente consciente de qué clase de persona había criado. Si Tae quería ser amigo o pareja de ese tal Jeon Jungkook, no pensaba oponerse. El castaño ya no era un niño, sino casi un adulto. Debía enfrentar sus problemas por su cuenta y tomar sus propias decisiones.

—¿Ya sabes qué dirás? —le pregunta mientras lo invita a sentarse en frente de su escritorio.

—¿Nos dieron opciones?

El castaño se acomoda en la silla acolchada, evitando alzar la mirada. No le gusta la idea de responder así como así. Prefiere oír las propuestas de los asesores para no cometer ningún error, pues también tenía la imagen de Jeon en sus manos.

—Me recomendaron que lo negaras —le dice su padre—. En este caso, argumentarías que es un audio trucado y el equipo inventaría las pruebas necesarias. Desaparecería algo de dinero, pero calmaría las olas políticas.

Taehyung hace una mueca de asco. Le indigna la mísera existencia de esa posibilidad. Gastar el dinero del Estado para limpiar su imagen... un asco, una vergüenza. ¡Ya estaba harto de mentir! Y, ahora, le proponían financiar su mentira.

Además, ¿esto lastimaría al dueño de su corazón? No quiere herir a Jungkook.

—¿La otra opción?

—Que lo aceptaras... —dijo el presidente bajando más y más el tono de su voz— Luego tendrías que desaparecer.

Se notaba en su mirada que no le gustaba esa idea. ¿Qué padre desearía que alejaran a su hijo de su lado? No quería ni pensar lo horrible que sería... huir como un criminal.

—Ya veo —comenta el castaño con desánimo—. Bueno, yo...

—Sin embargo —lo interrumpe—, no es necesario que escojas una de las propuestas. —Toma su mano, transmitiéndole su total confianza. —Tú no eres el presidente; no tienes ningún juramento que te obligue a esto. Si tienes otra idea, estará bien. —Sonríe. —Respetaré lo que elijas.

A veces olvidaba lo mucho que su padre lo comprendía. Le gustaría que su madre también fuera así. Lamentablemente, mientras conducía hacia el Palacio solo recibió una llamada llena de palabras furiosas y cargadas de decepción.

Te dije que no hicieras ninguna idiotez que perjudicara a tu padre. ¡Es el presidente, por favor! Espero que arregles esto lo antes posible.

—Esto no es algo que pueda decidir por mi cuenta —dice con firmeza—. Debo hablar con Jeon antes que nada. —Sonríe sabiendo que ha tomado la mejor decisión. —No pienso excluirlo de esto y quiero confesarle mis sentimientos.

Un leve sonrojo nace en sus mejillas y un brillito surge en su mirada. Al fin estaba siendo él mismo.

—Entonces, hazlo. —Aprieta su mano. —¡Ve por él!

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¡Joder! ¡Corre! Corre, corre, maldito Agust. Baja las escaleras con cuidado que el ascensor está ocupado. Sujétate bien de la baranda que sino te caes y eso no ayuda. ¡Mierda! Abre la puerta de emergencia y corre.

Su respiración está completamente acelerada y su corazón late a miles. Sin duda va con todo lo que puede. ¡No dejaría que dañaran a su pequeño!

—Por favor, atiende la llamada...

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—Mina —dice Kitty con notable preocupación—, por favor, ve con Minie a la casa. —Le entrega las llaves de su auto. —Tengo que ir donde papi para solucionar todo este lío.

Su mente estaba hecha un desastre. Ahora había tantas cosas en juego que un escándalo de parejas era lo que menos necesitaban. Sin embargo, no dejarían de ayudar a Jungkook por eso. Ahora era parte de la familia de la mafia Park.

Miau...

¡Chau, bebé! —exclama mientras el vehículo se aleja. Así, queda completamente solo en medio del parque que queda en frente de las oficinas de su psicólogo.

La brisa empieza a tornarse algo fría y el sol empieza a ocultarse, dando paso al crepúsculo. No obstante, a pesar de que ama este tipo de espectáculos, no puede quedarse. Es hora de ir donde su papi y su mejor amigo. Es hora de arreglar todo.

De repente, su celular empieza a sonar, poniéndolo un poco nervioso. Entonces, lo saca de su bolsillo para ver quién llama. Sin embargo, alguien lo jala por detrás con una fuerza descomunal y cubre su boca con un pañuelo bañado en cloroformo.

—¡No! —logra gritar mientras busca el equilibrio suficiente para patear hacia atrás, pero es demasiado tarde.

Kitty se ha desmayado, dejando caer su celular contra el pavimento.

—Te encontramos —dice una voz dulce y tranquila. El jefe de la mafia del este lo había capturado—, lindo gatito.

Y pisa el dispositivo con ganas. Al final, solo quedó una pantalla rota con el nombre y el rostro de Agust en ella.

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Ahre!

• NO DEBISTE DEJARME • [DKi//Yoonmin]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora