Capítulo 3

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Al ser el último día de estancia en las Vegas, decidieron pasárselo de lo mejor, Lauren aceptó absolutamente todo de sus amigas, acepto ir los casinos, casinos donde apostaron hasta la vivienda de Verónica, pero está ni le interesó puesto que habían olvidado que la pelinegra vivía con Lucía, la que apostó su propia casa al no recordar que vivían juntas, pero no hubo ninguno problema puesto que ganaron, y ganaron un maletín lleno de billetes, sospecharon que ese hombre venía de algún tipo de mafia pero al final no les intereso, solo a Lauren, quien tenía el mínimo de alcohol, también ganaron un automóvil, el cual sería entregado estando de vuelta en casa, el hombre de palabra se los dijo, no sabían si se los daría pero confiaron en él, claro, a excepción de Lauren, quien pidió su número telefónico y lo hizo firmar algo para asegurarlo, y él lo firmo sin problemas, las cosas que aceptan las personas por el alcohol en sus sistemas.

La ojiverde aceptó ir a antros, antros donde estuvieron cambiándose un par de veces hasta quedar en un antro LGBT, y no sabían si había sido la mejor o la peor desición.

—¡Debemos hacer esto más seguido!—Carcajeó la pelinegra rodeando con su brazo los hombros de la ojiverde, quien rodó los ojos pero sonrió mientras bebía aquella sustancia azul.

—Es divertido—Admitió la mujer de piel pálida mientras veía de reojo a varias mujeres y hombres que bailaban alegremente o bebían con calma.

—¡Lo admitiste!, ¡¿Escuchaste Lucy Lu?!, ¡Lauren aceptó que esto era divertido!—Practicamente gritó emocionada haciendo que la ojiverde apretara la mandíbula para resistir el taparse los oídos.

La castaña inmediatamente se volteó de la barra de bar y vio a la ojiverde sorprendida, pero poco a poco su sonrisa se fue incrementando, Allyson a su lado sonrió bobamente mientras jugaba con su bebida y platicaba con un hombre, el cual quedó embobado ante la sonrisa de esta mujer.

Ventajas de ser bisexual.

—¡Normani, Lauren se la está pasando genial mientras bebe alcohol!—Chilló la castaña picoteando a su amiga a su lado, quien veía con interés su teléfono, pero al escuchar lo mencionado por la castaña, abrió los ojos y sin perder tiempo, volteó a ver a la ojiverde.

—¡Eso es... Wow!

La mujer del piel pálida suspiro y de un solo trago, se bebió el resto de la bebida escuchando de fondo el grito de sus amigas para después sentir el sangoloteó de Verónica, haciéndola marear.

—¡Hasta el fondo, mami!

—Joder, no hagas eso que sino te vomitare encima—Advirtió la ojiverde pellizcando su costado.

—¡Epale!, vale, entendí, me alejo—Nuevamente río sin control alejándose de la ojiverde, quien negó con la cabeza al ver a su amiga tambalearse.

—Ni siquiera son las doce aún—Susurró incrédula mientras miraba de reojo el reloj en su muñeca.

—¡Oh por mi Dios, pusieron a mi diosa Beyoncé!—Chilló la mujer negra levantándose de golpe en su asiento cuando una melodía bastante reconocida empezó a retumbar por las cuatro paredes—¡Lauren, pusieron Beyoncé!—Anunció emocionada mientras caminaba rápido hacia la ojiverde, quien suspiró cansada al saber lo que venía.

—Ya escuche, Mani...

—¡Tenemos que bailar si o si!

Tomó su muñeca emocionada y la arrastró a la pista de baile sin importarle que ambas tuvieran tacones, sin embargo, Lauren casi se cae cuando la mujer de piel negra le hizo dar una vuelta, todos a su alrededor parecieron llenarse de alegría al igual que la morocha, e incluso vieron de reojo a una rubia gritar emocionada por Beyoncé. Ambas amigas se vieron a los ojos deteniendo su intento de baile y se sonrieron pícaras, en especial Lauren, la cual levantaba las cejas y sonreía encantadora.

Buscando a mi esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora