Capítulo 5

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Después de las Vegas todo fue tranquilo, milagrosamente nadie se había enterado que estaba casada, todo estaba calmado.

Aún no sabía absolutamente nada de la mujer con la que se había casado, y aún no sabía con quien estaba casada, sus recuerdos eran preciosos pero borrosos, no había un rostro, solo recordaba el tacto de esa mujer, color de piel en cuerpo, recordaba que era más baja que ella, era castaña, sabía que era bonita por el leve reflejó que tuvo cuando está se aferró a su torso esa mañana pero no recordaba nombre y apellido, edad, amigos, porque recordaba que están con amigos de ella pero no recordaba sus rostros.

Pero así era mejor, e incluso el estar casada le trajo beneficios, puesto que cada semana recibía dinero del banco, o ella creía que era del banco disque por una herencia de una tía muerta que le dejo toda su fortuna, y cada semana le darían un poco de está, la tía había puesto en su testamento que el primer o primera sobrina-nieta que estuviera casada o casado, era la que recibiría su fortuna, y ella fue la primera, ya que al parecer la mujer con la que se casó, se encargo de ponerlo en sus papeles personales y hacerlo oficial.

Al principio no lo recibió, paso semanas sin recibir absolutamente nada porque no confiaba, y llamo a sus padres para preguntar de esa tía. Sus padres afirmaron conocer a esa tía, hermana de su abuela, pero no recordaban que tenía una herencia. Era totalmente absurdo pero real y cada semana a recibía al menos mil dólares, los cuales iba ahorrando poco a poco porque hacía años tenía planes para un futuro, el cual era comprarse un hermoso terreno cerca del mar y contruir una casa ahí, y aquella herencia rara le era de beneficio.

En ese momento ella salía del colegio cansada, sus alumnos adolescentes cada vez eran más pesados y más difíciles de que pudieran atención, la mayoría le ponía atención pero jamás faltaba los desastrosos, pero al menos eran respetuosos con ella, o le tenían miedo, una de dos.

Un carro de lujo derrapó frente a ella haciéndola asustarse, la ojiverde se quedó paralizada y pálida viendo a su amiga carcajear frente a ella sin importarle demasiado el haber casi quemado sus llantas ante el derrape que hizo, varios de sus alumnos vieron aquella ascenso asustados, ¡su maestra casi fue atropellada!

—Veronica—Murmuró entendientes sintiendo el temor convertirse en furia.

—Te invito a comer—Rió nerviosa al ver la furia en los ojos verdes de su amiga.

Una cosa que todos sabían para sobrevivir era jamás hacer enfurecer a la ojiverde, tu vida podía correr riesgo. Aunque a veces la pelinegra le daba igual, pero en ese momento estaba más consciente que las demás veces.

—Una hamburguesa especial con doble carne, tocino y jamón, doble pedido de papas fritas, un refresco grande y no puede faltar la ensalada de frutas, con eso te perdono el haber casi matado—Se cruzo de brazos llevándose el maletín bajo su brazo, la veía con seriedad y con una ceja levantada para lucir aún más seria.

—¡Súbete y vámonos!—Asintió frenéticamente abriendo los seguros del carro.

—Bien—Bufó abriendo la puerta del carro y entro ignorando las miradas sorprendidas de sus alumnos.

Verónica volvió a arrancar volviendo a quemar sus llantas contra el cemento de la calle y arranco guiñandole el ojo a los alumnos de su amiga cuando paso a su lado. Lauren rodó los ojos colocándose el cinturón de seguridad, ella no le temía a la velocidad a la que iba su amiga, ella también solía hacerlo así que no era nadie para juzgarla, se acomodo mejor en el sillón una vez puesto su cinturón, mientras buscaba en su maletín dinero para pagar la multa, porque estaba segura que estaban pasando los límites de velocidad.

Aquella apuesta que habían hecho en las Vegas, antes de toda la locura, con aquel hombre que creían que era de la mafia, cumplió su palabra y a los días que regresaron, un auto de lujo estaba estacionado en el apartamento de Lucía y Verónica con una nota diciendo "Apuestas son apuestas", y ahora quién lo conducía era únicamente Verónica, puesto que Lucía le temía conducir.

Buscando a mi esposaWhere stories live. Discover now