Sueños, planes e interrogatorios

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Una vez más la había perdido al despertarse. Desde que estaba ahí recluida no había pasado una sola noche en la que no soñara con ella, pero cada nuevo día le traía consigo una puñalada en forma de su ausencia. Y ahora que Somin le había dicho que estaba con otra le ardía el alma, Nayeon ya solo existía para ella en el mundo de las quimeras. En ese mundo podía dibujarla con todo tipo de detalles y añadirle su aroma. Podía crear un holograma a su imagen y semejanza con su voz. Podía hacerlo sin dudar ni un solo trazo porque recordaba cada parte de su cuerpo sin esfuerzo alguno. Nayeon existía en su interior, y era solo para ella. La sentía tan real que juraría que podría tocarla en ese mismo momento.


Se incorporó como pudo en el colchón y se sentó intentando averiguar qué hora sería. No entendía cómo su amada había sido capaz de aguantar tanto tiempo allí encerrada sin una simple ventana que le indicara si al menos era de día o de noche, ella no lo soportaba. El silencio que había le indicaba que todavía debía ser de noche y que debían estar durmiendo, pero no podía asegurarlo con certeza. Se estiró para amoldar sus músculos, pero se detuvo al notar un pequeño pinchazo en el cuello. Lo rodeó con sus propias manos y lo masajeó con cuidado, estaba empapado en sudor, al igual que el resto de su cuerpo. Ahora que había salido del calor que le proporcionaba la sábana se le había erizado la piel, aunque tenía ciertas dudas de si esto se debía únicamente a eso. Sonrío pícaramente. Había tenido un sueño bastante intenso, no era de extrañar que estuviera tan acalorada. Comenzó a repasarlo mentalmente, disfrutando de cada segundo en el que lo había experimentado, y acelerando el compás de sus manos con cada nueva imagen de su recuerdo. Lo había sentido tan profundo que le resultaba difícil no creer que acababa de hacer el amor con Nayeon y eso le provocaba una mayor excitación. Sin ser del todo consciente sus manos empezaron a descender por su cuerpo hasta encontrarse con sus pechos. Comenzó a frotárselos con suaves movimientos circulares imaginando que sus manos le pertenecían a Nayeon, pero no tardó en darse cuenta de la barrera que formaba su camiseta y, de manera precipitada, se las introdujo por debajo de ella, aumentando la fricción de su cuerpo. Cerró los ojos para convencerse a sí misma de que la pelinegra era la responsable del placer de los roces que estaba sintiendo, y le dio forma en su mente, visualizando como ésta le lamía indomablemente la clavícula, deteniéndose únicamente para dar algún pequeño mordisco a su torso. Sus largos dedos jugueteaban con sus pezones provocándole pequeñas descargas eléctricas que desembocaban en irrefrenables gimoteos. Nayeon ya no tenía suficiente con eso y bajó sus labios poco a poco, recorriendo los pechos de Mina para mordisquearlos también antes de proseguir la bajada. Se divirtió a placer en su vientre torturando a la pelirroja con lo que sabía que significaba que su boca se acercara tan peligrosamente a su pelvis, retrasando el momento con pausas entre beso y beso que lograban acrecentar la fogosidad de su amante. Nayeon sonreía con picardía ante su expectación, y con una última mirada y un último tirón con sus dientes en su vientre se despidió de esa zona de su cuerpo e inició el último viaje al goce, descendiendo hasta llegar por fin a lo que tanto tiempo había estado esperando Mina. Abrió sus piernas para que la pelinegra pudiera acomodarse mejor entre ellas. Nayeon apreció el gesto y rozó con sus dedos la zona interior de sus muslos, logrando que temblara por completo antes de que la pelinegra acercara su rostro a su zona más íntima. Cuando sintió su aliento no pudo reprimirse más, el placer había entrado por completo en ella. Dejó que su lengua marcara el ritmo de sus gritos, cediéndole, una vez más, el control de su cuerpo en esa melodía que tantas veces habían practicado. Al terminar todo quedó en negro y solo quedaba el sonido de su acelerada y entrecortada respiración. Abrió los ojos y se encontró a sí misma tumbada bocabajo en el colchón con las piernas semidobladas y con su mano derecha introducida en su ropa interior, totalmente empapada. Aún temblaba de la excitación que le había causado Nayeon, lo que le impedía moverse ni sacar siquiera la mano de su interior. Simplemente se dejó caer y esperó a que sus latidos volvieran a su ritmo habitual.

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Where stories live. Discover now