CAPÍTULO 24

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Él tardó esta vez más tiempo en contestar y temí haberla cagado.

Ian: Estoy de vacaciones, no me gusta enfadarme.

Yo: Pues el otro día parecías enfadado.

Ian: Con mi hijo hago excepciones.

Ian: Pero bueno eso da igual.

Yo: Supongo.

Ian: Bueno, Lya...

Al ver mi nombre en un mensaje me puse nerviosa sin saber por qué.

Ian: Creo que se está haciendo tarde y quiero dejar unas cosas hechas antes de ir a buscarte mañana...

Ian: Espero que no te importe que dejemos esta conversación hasta mañana.

Yo: No. Sin problema.

Ian: Genial.

Ian: Pues descansa, que los nervios no puedan contigo jaja.

Yo: ¿Nervios por qué?

Suponía que me lo decía por la quedada de mañana, pero aún así quería saber qué me respondería y alargar la conversación aunque fuese un poco

Ian: Por volver a montar en moto.

Ian: Y esta vez un poco más que de la parada de autobuses a mi casa y media vuelta.

Yo: Tranquilo, creo que podré dormir jajajaja

Ian: Tampoco te duermas mucho que sino te olvidas.

Yo: No te preocupes por eso, ya tengo la alarma puesta para no darte plantón.

Ian: Está bien, nos vemos mañana entonces

Ian: En el camino detrás del instituto, recuerda.

Yo: Allí estaré, no te preocupes.

Ian: Buenas noches Lya.

Volví a ponerme nerviosa cuando leí mi nombre en el mensaje, por lo que me demoré unos segundos más en responder.

Yo: Buenas noches.

Vi como tras leer mi mensaje se desconectaba de la aplicación.

Yo apagué la pantalla y dejé caer el móvil en la cama junto a mí mientras sonreía levemente.

No estaba segura de que todo esto fuese a salir bien, pero tras haber estado hablando con mi profesor quería volver a verle fuera del instituto, me atraía el hecho de saber un poco más de él, más allá de la faceta de profesor de instituto... Aunque me pusiese difícil conocer algunos detalles. La verdad es que me había dejado con las ganas de saber qué fue lo que le ocurrió con su antigua pareja y porque no ha establecido algo nuevo.

Di las buenas noches al grupo de mis amigas y contesté a un par de mensajes suyos. Parecían ellas más nerviosas que yo respecto a la excursión de mañana. Cuando me despedí dejé el móvil cargando y preparé la ropa que llevaría. Unos vaqueros, una camiseta básica y una sudadera. Luego me metí en la cama y traté de conciliar el sueño, pero como bien me había adelantado Ian, al empezar a darle vueltas a nuestra quedada me fui poniendo nerviosa. Me moví de un lado de la cama a otro buscando la posición adecuada. Iba a ser una noche larga.


A la mañana siguiente, la alarma sonó y me levanté a tientas a apagarla. Segundos después estaba de nuevo en la cama buscando el calor de las sábanas.

Por si me ves, estamos destinados  -Contigo soy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora